Domingo 17 de octubre.

Éxito total en la presentación del disco Patrimoniu de la Asturiana Mining Company en el Teatro Campoamor. El año pasado por estas mismas fechas se presentaba en este mismo escenario Tierra de nadie de Hevia. Les deseo el mismo éxito.

La diferencia está en trabajar para una pequeña casa discográfica asturiana y hacerlo para una multinacional. Hevia se lo curró y merece todo el éxito que ha cosechado en este año. Les deseo lo mismo para los del grupo. La estrella del concierto fue La trova del mineru. Como era de esperar. Quirós está más eléctrico que nuca. Teme no llegar con la copia terminada al Festival de Valladolid. Temores seguramente infundados. Pero lo escucho y parece que el fin del mundo está próximo. Me comenta que La trova del mineru es el hilo conductor de la película, al ser la canción con la que se inicia y concluye la película, además de sonar por el medio. Tengo ganas de ver la película y escucharla dentro de ella. Ya queda menos de una semana. He pedido unas cuantas invitaciones para asistir a su presentación en Valladolid. De aquí vamos unos cuantos: Rosa Trapiello, Miguel de Campo, Oona y Buster, además de Jorge Rivero. También se apuntan Michael Lee Wolfe y Mónica, su mujer, y Alberto Varillas y Leticia, la suya. Nosotros vamos Ana, Sara y yo. La fiesta está servida. Un único problema de última hora: ¿qué cara ponemos si la película no nos gusta? ¿Cómo decírselo a Quirós? En el fondo creo que pensamos que no va a ocurrir nada de eso. Pienso también que mi opinión no va a servir gran cosa. Podré saber si me ha gustado o no. Pero, poco más. Una noticia positiva: Juan Carlos Cuello la ha visto y le ha encantado. Es la primera opinión que tengo sobre ella de alguien no totalmente involucrado. Una razón de más a su favor: en la mesa de montaje se ha quedado buena parte de la banda musical por él compuesta. Con todo, su comentario es muy positivo. Ahora, más que nunca, tengo ganas de verla.

Viernes 22 de octubre.

Todo preparado para mañana. La expedición a punto. Nos vamos a ver unos cuantos en Valladolid. Aquello va a ser una fiesta. La euforia nos desborda. Tenemos motivos para ello. Nuevos y buenos comentarios. Martín Cabañas, el escéptico director de producción, me ha dejado de piedra: "¡nos ha salido redonda!" No me lo puedo creer. No me parece una persona a quien le ciegue la pasión. De cualquier modo, me encanta oírselo. Especialmente a él. No creo que tenga un duro apostado a que esto funcionase. Y ahora lo expresa claramente: no dice "ha salido redonda", si no "nos ha salido redonda". Los romanos tenían razón: hasta al carro de César Bruto se ha subido. Pedro Costa es más directo y más temperamental: "¡Vamos a arrasar en Valladolid!" Ya no sé que creer. Quirós es un manojo de nervios. Pretende no creerse nada. Pretende estar tranquilo. Pretende olvidarse de alguna manera de que mañana es el gran día. Normal, no lo consigue. Me llaman de La Nueva España. Van a cubrir el Festival un periodista y un fotógrafo. Perfecto. Asistirán al pase de la prensa por la mañana. Tendré entonces noticias de primera mano bastante fiables. Nosotros no llegaremos para ese pase. Madrugar sienta mal en un sábado que se presupone largo.

Sábado 23 de octubre.

Cinco minutos de aplausos. Cinco minutos completos. Son muchos minutos. Me duelen todavía las manos. No podía creérmelo. Ahora mismo -que sigue sin querer creérselo Quirós-, ya es evidente. Éxito total. Cinco minutos son muchos minutos como para ser sólo de compromiso. Los comentarios a la salida no dejan lugar a la duda.
Intento analizarlo fríamente. La película me gustó. Es realmente entretenida. Me he reído. Me ha emocionado. Y he visto y comprobado que no he sido yo solo al que me ha pasado esto. Resines es un minero creíble. Adriana está adorable. Nicolás, magnífico. Cuando arrancó a sonar La trova del mineru creí que me daba otra taquicardia. Cuando vi a Sara y a Abel, como hijos de Jesús Manquiña y de Mercedes Castro, tuve que agarrarme a Ana. O Ana agarrarse a mí, que es lo mismo. Un comentario adicional. La dedicatoria de la película, al final ha quedado espléndida: A los mineros que quedaron en el camino. Hace tiempo hablamos de ella: sirve para unir el trabajo en Solas en la tierra con éste. La mañana ya resultó un continuo sobresalto. El fotógrafo de La Nueva España se estrelló cuando venía de Langreo a Mieres. Fue bastante duro el golpe y él se encuentra en el hospital. Esperan que no sea grave. Sobre la marcha resolvieron enviar a otro fotógrafo. Cuando hablo con ellos están en la rueda de prensa posterior a la proyección. Me dejo llevar por su entusiamo. "Cuando la proyecten en Mieres el Cine Esperanza se rompe", me dicen. Entiendo que en su vehemencia hay bastante de verdad. Escucho de fondo a través del teléfono del fotógrafo los comentarios de Quirós. Su voz suena serena. Todo la prensa está haciendo preguntas. A la puerta del Cine la expectación es enorme. Cuando entramos ya no cave un alma. Sale la plana mayor a presentar la película. Quirós lo hace en último lugar y lleva de la mano a Nicolás. Se gana al público con el gesto y con el aire de timidez que imprime a su intervención. Luego, la película. Me niego a hacer más comentarios apresurados. Me dejo llevar por la risa de mis compañeros de asiento: tres jóvenes vallisoletanos que se lo pasan como los indios desde el principio hasta el final. Uno mis aplausos a los suyos y compruebo que, con el paso de los minutos, los suyos no decaen. El éxito les sonríe. Ya no hay duda. De fiesta hasta las tantas. Pedro Costa está como un crío. Todo son abrazos, saludos, besos. Enrique Cerezo está con él y se le ve contento desde su natural pose distante. Los miembros presentes del equipo técnico se felicitan mutuamente. La película es de todos. Quirós se agarra a Nicolás como quien se ata a un mástil para no dejarse arrastrar por los cantos de las sirenas. Alicia Luna tiene una sonrisa impagable en el rostro. Llueven las felicitaciones. La resaca de los buenos momentos pasados me dura hasta estas horas en que apenas falta nada para amanecer. Hace apenas una hora, en un café concierto, todavía tuvimos tiempo para hacer una versión coral de La trova del mineru como despedida. Michael y Varillas llevaron la voz cantante. Celebraban su grano de arena al éxito general de la película. Todo el mundo les dijo que su música sonó magnífica. Me apodera el sueño. No sé si me dejarán dormir el eco de los aplausos resonándome en la cabeza. Lo comenté con Miguel de Campo: nos quedamos sin saber que cara hubiésemos puesto si la película no nos hubiese gustado. Lo prefiero así.

Domingo 24 de octubre.

Nos tiramos con el desayuno a por la prensa de la mañana. No fuimos los únicos. Se palpaba la acumulación de periódicos en las mesas. En general, muy buenas críticas.Algunas,sorprendentemente buenas. Nos pasamos la mañana comentándolo.

Empezamos a tomarle el pelo a Quirós: "Vete pensando en que vas a tener que quedarte a recoger algún premio". Su escepticismo está a prueba de elogios. De todas formas, me enteré que madrugó y fue al pase de la mañana. Un público diferente, al que le gusta el cine y que no se deja llevar por el fasto de una presentación. De nuevo aplausos y comentarios positivos. Creo que en ese momento Quirós ha empezado a creerse un poco más que la película ha gustado. Despedida general en un ambiente de euforia. Muchas caras conocidas. Quiero decir, además de las nuestras que nos las vemos todos los días. En Mieres leo la noticia en La Nueva España. Tres páginas completas y portada. Menudo despliegue de medios. El periodista y el fotógrafo me comentan que cuando Quirós advirtió su presencia en la rueda de prensa se acercó emocionado a darles un abrazo. Les gustó el gesto. La estrella del día tiene un momento para compartir con la gente de casa. Han sabido agradecerle el gesto. Se nota en la letra pequeña del texto de la noticia.

Martes 26 de octubre.

Quirós presenta su decálogo en el Encuentro de Nuevos Realizadores. Lo noto más relajado. Ha dedicado estos días en Valladolid a descansar a su modo: viendo cine y disfrutando las mieles de la buena acogida de ¡Pídele cuentas al Rey!

Sábado 30 de octubre.

La película recibe el Premio del Público del Festival de Valladolid. Ni una mención por parte del Jurado.

Ninguna película española en el palmarés. Es decepcionante en este sentido. De todas formas, a la recompensa de los cinco minutos de aplausos del pase de presentación, se suma este Premio. En el fondo es el premio con el que sueña todo productor. Pedro Costa está encantado. Donde nosotros vemos aplausos él ve duros y pesetas.