Lunes 5 de julio.

Está claro que el sol va a ser un protagonista más de la película. Del calor húmedo del 17% de Payares al calor seco de las rectas interminables de Castilla. Primer día de rodaje a las puertas de Madrid, en Aravaca y Alcalá de Henares. Pero ni Aurora Martínez ni Martín Cabañas tienen tiempo a disfrutar
de la ciudad. Llevan todo el día de negociaciones con el alcalde de Meco para poder rodar el miércoles. No tenía ni idea de que allí se iba a rodar una película. El tema se había tratado con el alcalde anterior y había perdido las elecciones. Toca empezar desde cero. Ion Arretxe lo explica de una forma muy clara: "Es un problema de velocidades. El alcalde, recién llegado, va a una, muy lenta, sin sobresaltos. En la película vamos a otra, sobreacelerados. Resulta difícil unificar ambas". La película va a doscientos por hora. Los ayuntamientos, recién estrenados, arrancan en punto muerto.

Martes 6 de julio.

Más interiores. Sin aire acondicionado, por cierto. Dos secuencias que se solapan en el guión y que permiten dar la doble visión que sobre la caminata tienen sus dos principales protagonistas: Lina, interpretada por Adriana Ozores, que sale de un baño y cuenta sus penas a una cocinera; y Fidel, Antonio Resines, apoyado en la barra de un pub mientras relata su hazaña a los parroquianos. José Antonio Quirós me dijo hace días que se iba a echar de menos Asturias. Pedro Costa me comenta hoy que detecta en el ambiente algo como un síndrome Asturias entre el equipo. La gente se ha quedado con mono. Es un rollo de temperatura, de ambiente, de luz, de comportamiento, de humedad, de gente. Lo cierto es que buena parte de Asturias se ha volcado en la película. En especial la gente. Entendieron que se estaba hablando de su historia particular y de sus cosas. A nivel institucional, por el contrario, los problemas rozaron el ridículo. Ignacio Gracia Noriega, en su artículo Pedro Costa otra vez en Oviedo, publicado hace algo más de dos meses en LA NUEVA ESPAÑA, expresó perfectamente el comportamiento de la Consejera de Cultura, vinculándolo al pasado más rancio del franquismo. El caso de la Obra Social y Cultural de CajAstur, todo buenas palabras y sonrisas amables, y nada más, no merece mayor comentario. Las vueltas de Hunosa, y el hecho de cobrar por utilizar sus instalaciones, ya fueron descritas en su momento en este diario. Todo lo contrario de la buena imagen que dejaron a su paso los responsables de Alsa, o de los ayuntamientos de Mieres, Morcín y Oviedo, entre tantos otros particulares.

Miércoles 7 de julio.

Me pierdo entre el tráfico espantoso de Madrid. Este año parece no haberse ido nadie de vacaciones. Llego tarde a Meco para ver la escena de la entrevista por la radio de Resines y el alcalde, interpretado por Antonio Gamero. A la puerta del Ayuntamiento nos echa el alto Verónica Salamanca. Llegamos justos para escuchar a José Antonio Quirós el "corten, es buena". Veo la grabación en video. Me comentan a la comida que a Resines no le gusta el "hachu" de mina que le ha comprado Iñaqui Rubio para la escena en que supuestamente se lo tiene que entregar al Rey. Que ha visto como son los de los mineros de verdad y que este le parece de juguete. Nos corta la conversación Eva Díaz que llega con la noticia de que se ha detectado una veladura en una secuencia. Se la ve preocupada. Sabe que en estos casos la culpa siempre es huérfana. Al final todo quedó en un susto. Avanzada la tarde se rueda la madrugada de un día después de una fiesta. Tachín, Alex Pavón y Pablo Trasancos están encantados. "Es el primer decorado que nos encargan ensuciar". Cajetillas de tabaco, bolsas de patatas, confetis, botes de cerveza... La calle está que da asco. Al fondo se afanan dos barrenderos. Pasa el kioskero con el puesto rodante. Vienen caminando Adriana, Resines y Nicolás. Les han robado y llevan desde ayer sin probar bocado. Se cruza con ellos la charanga tocando la diana. La guardia civil va tras ellos. A la altura de los caminantes detienen el furgón. El cabo se baja y les conmina a que suban. La secuencia, además de tres ensayos, se repite siete tomas. Al final los de la banda tienen cara de haber madrugado y los caminantes de estar hasta el gorro. El cansancio en la cara de Nicolás tiene todas las trazas de no ser fingido. Son muchas horas, muchos días, muchas semanas y pocos años. Con una partitura en la mano Juan Carlos Cuello va dando instrucciones a los músicos. Hablamos de la música de la película en general y en concreto de la necesidad de una canción de chigre para que la canten unos tertulianos en un bar. Quirós nos propone la de "Borrachu m'acosté anoche / borrachu me llevanté". Quedo en preparar una pequeña partitura. A ver como les damos acento a los que la canten.
Jueves 8 de julio.

Hoy se celebra el paso del ecuador del rodaje. El calor ya no tiene nombre. Y eso que yo viví en Écija. Se queja hasta Jota Jota que es de Jerez. Estamos a orillas del Jarama, en Valdetorres. Se rueda en el interior de un restaurante. Manuel Gago está subido
en un practicable a pleno sol para generar más luz con un foco a través de una ventana. Dentro se mueven con más focos Antonio de Pedro y Alberto Sánchez. Cuando Quirós dice "corten" es Antonio quien se tira a la tecla del aire acondicionado. Da lo mismo. Entre tomas, se ve al actor Bartolomé Moreno, que hace de camarero, darle como un poseso al abanico. Mientras tanto, Miguel Ángel Cárdenas va dando más órdenes para poner más focos. Consigo hacerme con un sitio en una esquina bajo el aire acondicionado. Me entretengo en beber agua y en ver maniobrar a Alfredo Díaz con el mecano de su grúa. Es su segunda piel. La monta, la cuida, la desmonta, la mima. O en seguirle los movimientos a Urko Garai con su percha de sonido. Colgado de ella. Entre percha y percha utiliza el micro para pasarle información a Daniel Fotrrodona, sentado frente a la torre del sonido. No sé qué tipo de información. Pero a veces compruebo que se están partiendo el pecho de risa.

Viernes 9 de julio.

Se rueda en un descampado entre Las Rozas y El Escorial. Llega un equipo de Tele Norte a hacerles una entrevista a los caminantes. Se trata de un burla a los programas de tipo magazine en los que todo vale. Después de grabar un rato se manipulan las palabras de Resines y se manipula el propio carácter de su viaje a Madrid. Todo queda reflejado como una anécdota pintoresca. Nada que no hayamos visto en mil programas por el estilo. A última hora de la tarde estoy bañándome en la playa de Lluanco. Intentando desprenderme de golpe de todo el calor de Castilla. Mi hija me grita desde la orilla con el móvil en la mano. Martín me pide que le consiga un "hachu" de los de verdad. Resines comenta que le ofreció uno Alfonso, un barrenista de Ujo del que se hizo amigo durante el rodaje. Mañana será otro día. Vuelvo al agua.

Sábado 10 de julio.

A través de Jorge Rivero me pongo en contacto con Alfonso. Me acerco a Ujo.
Le cuento el caso que me ocurrió cuando en un control nos paró la guardia civil a mi amigo Raúl y a mí, y nos arrestaron el "hachu" que llevábamos en el maletero. Al parecer, según no se qué ordenanza, no se pueden llevar armas sin licencia. Espero que mañana llegue sin ningún percance a Madrid.