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El día de la marmota

2012 / 08 / 27 - La Nueva España

El día de la marmota

En la película Atrapado en el tiempo, de Harold Ramis, el actor Bill Murray es el hombre del tiempo de una cadena de televisión al que le encargan cubrir el festival del Día de la Marmota. Se trata de un método entre folclórico y tradicional por el que los granjeros de Canadá predicen el fin del invierno. Sorprendidos por una tormenta de nieve, el equipo de televisión se aloja en el pueblo, y el hombre del tiempo descubre a la mañana siguiente, al despertarse, que comienza otra vez el Día de la Marmota. Y así indefinidamente día tras día.

Es la misma sensación que uno tiene al regresar de vacaciones y volver a leer el periódico. El tiempo no pasa en Les Cuenques y todo vuelve a repetirse. Como la morcilla y la historia de Asturies, que recordaba Ángel González en un poema. Es lo que me viene a la cabeza cuando encuentro la noticia de que se vuelve a plantear el proyecto del teleférico de Morcín, como si alguien tuviera el más mínimos interés en subir a una montaña que dejó de ser sagrada el día que permitieron que la atravesase una línea de alta tensión. O lo que me pasa cuando vuelvo a encontrarme por las calles de Mieres con un autobús de la empresa Enferbús de la época que se llamaba o la llamábamos empresa Fernández y que serviría para el decorado de los primeros capítulos de Cuéntame. O lo que siento cuando leo la noticia de que se cae el edifico adquirido para ampliación del Centru d’Estudios de l’Asturianada (que nunca se llamó Museo de la Tonada) y que lleva cayéndose desde que se adquirió, porque la última vez que entré hace unos cinco años ya se hundía el piso de la primera planta y el tejado. O lo que me viene a la cabeza cuando vuelvo a escuchar que se están planteando empezar de nuevo las movilizaciones de la minería los mismos sindicatos que fueron incapaces de unirse en la protesta anterior. Lo mismo que pienso cuando leo que vuelven una vez más a andar a la gresca la Diputación de León y el Gobierno de aquí sobre las estaciones de esquí –que en la imagen de La Nueva España salen pastando unos burros al lado de los remontes, como una alegoría-. O lo que nos a la cabeza al ver que siguen dándole vueltas al Corredor de Ayer. que más que corredor podían llamarle el Lento de Mañana. O el TIC de L’Entregu, que sigue vacío, como si en vez de ser las siglas de Tecnologías de la Información y la Comunicación lo fueran de Tamos Intentando Cerrar. Como en la cuenca de al lado que siguen a vueltas con el tren-tran y el soterramiento. Como en Uviéu, que también ye otru pueblón de Les Cuenques, con lo de Villa Magdalena, que ya, más que aburrir, fiede.

Bienvenidos a casa. Todo sigue igual. Ni mejor ni peor, igual. Las terrazas vuelven a estar llenas de gente. La cerveza vuelve a servirnos para conservar la barriguina que adquirimos de vacaciones. Y sigo panza arriba, como siempre. Repitiéndome, también.




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