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La Alcaldesa

2012 / 07 / 10 - La Nueva España

La Alcaldesa

Me decía hace años una compañera dedicada a la política que la igualdad se alcanzaría el día en que un mujer absolutamente estúpida alcanzara un puesto de gobierno para el que fuera manifiestamente inútil. Algo que los hombres habían conseguido hace muchos años. Pues, bien, no sólo ya hemos llegado a eso sino que desde hace tiempo hay una empresa de recursos humanos especializada en presentar a las elecciones productos (masculinos y femeninos) con muy buena presencia pero ninguna sustancia. Este tipo de producto suele dar muy buenos resultados en entidades de población grandes, donde se desconoce todo del candidato y donde se apuesta única y exclusivamente por el partido. El candidato cada día representa menos y, el partido, acaba siendo una suma de interesen económicos y políticos a los que les da lo mismo quién está al frente de la historia. Al final, quienes ganan las elecciones son ellos y, quienes gobiernan, también.

Me viene esto a la cabeza estos días en Madrid escuchando las declaraciones de la alcaldesa de Pozuelo de Alarcón sobre la marcha de los mineros. No necesitáis saber muchas más cosas sobre ella. Apenas dijo nada en campaña. Apenas dijo nada después. Es como un mueble decorativo, está puesta porque está puesta, sin necesidad de cumplir más función que la meramente decorativa. No suelen dejarla decir nada. Dicen otros por ella. Ha conseguido lo que muchos hombres antes que ella: no pintar nada. Un buen ejemplo de igualdad.

Tomo el vermú este domingo frente a la iglesiona de ladrillo rojo de Pozuelo de Alarcón. Con los altavoces al altu la lleva hacia fuera, para que los herejes como yo podamos reirnos de las tonterías del cura. Banderinas de España por todas partes. Como si no hubiese acabado la Eurocopa. Como si España no fuese más que el reborde del cuello de un polo de Lacoste. Como si España fuese algo más que una playa de Villaviciosa. Después de misa, con todos sus pecados perdonados, llenan las terrazas también para el vermú. La alcaldesa se acerca y saluda a diestro y a siniestro. Perdón, sólo saluda a diestro y a extremo diestro. La cara beatífica. Se ve que el cura les contó cualquier tontería que se la creyeron. El mismo Jesús al que tanto rezan estaría flipado viéndolos salir de misa tan arrobados. Seguramente iría, como yo, por el segundo vermú a estas horas. Él que dijo cosas como “Dejad que los mineros se acerquen a mi”. O similar.

Si esta marcha minera estuviese bien programada entraría de lunes en Madrid y estaría hoy en Pozuelo, a la hora del vermú, delante de la iglesia. Para que pudiesen ver por sus propios ojos en manos de quiénes estamos. Para que pudiesen comprobar por sí mismos lo unidos que están contra ellos.




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