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El arzobispo aquel

2009 / 09 / 08 - La Nueva España

El arzobispo aquel

Me dicen que hay fiesta en el pueblo de al lado. Llevan toda la noche anterior tirando voladores. Hasta las tantas. Aquí la ordenanza municipal brilla por su ausencia. Tampoco me preocupa. Sentimos los voladores porque estamos en un chill-out playero. Panza arriba. Nunca mejor dicho. Como la terraza de Josines de la plaza del Ayuntamiento, pero con música etérea. El dueño es de la época de Los Brincos. Por eso, ya tarde y con el mojito subido, pone a Simon y Garfunkel. Los más bebidos se tiran de cabeza al agua.

Quedamos en ir de fiesta al día siguiente. Es el día grande. Tiran más voladores. Por la mañana bien temprano, para que no los vea nadie, le hacen no sé qué barbaridades a unas vaquillas. Burradas de pueblo. Pero, es que esto es pueblo pueblo. Se les nota en la cara y en el SEAT León amarillo tuneao. No es modelo exclusivo de la cuenca nuestra.

Luego hay paseíllo de guapas ataviadas de traje regional y cara aplastada por el moño y dos roscas a la altura de las orejas. Dicen parecerse a la Dama de Elche. Recuerdan más a una hamburguesa puesta de cantu. Y, después, misa solemne. Con procesión y todo. Sacan a la Virgen hasta la vera del río para que los libre de las riadas. El problema no es de la crecida del río sino de la especulación urbanística que ha permitido construir en las ramblas. El Alcalde va al frente de la procesión. Para ver si la Virgen arregla por medio de un milagro lo que él y sus antecesores amañaron por medio de un decreto.

A la misa, por ser tan solemne, me dicen que va a asistir el arzobispo. Horror. Me echo a temblar. ¡El arzobispo me persigue! Es el mismo del que nos conseguimos librar en Asturies. Seguro que ya no os acordáis siquiera de él. Los malos recuerdos se borran más fácilmente de nuestra memoria que los buenos. Y va a dar el sermón en valenciano. Para hacer la pelota al gobierno local. Aquí, en Asturias, también le hizo la pelota al gobierno haciendo todo lo contrario. Prohibió que la misa se diera en asturiano. Hasta obligó a oficiar en castellano el entierro del jesuita Federico Fierro Botas. Un jesuita que sabía hablarle a Dios en más de diez idiomas. Entre ellos, en asturiano. Su primera lengua.

Paso de la fiesta. Soy capaz de aguantar los voladores, la cara de hamburguesa de las ataviadas con el traje regional, los despropósitos contra las vaquillas, la procesión de la Virgen, el discurso del Alcalde… pero no paso por tener que aguantar al arzobispo. Que lo aguanten los valencianos que están batiendo el récord de aguante. El arzobispo, en la foto, tiene cara de que le han regalado la sotana. Es su traje a medida. Vaya país.




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