Pongamos que hablo de Madrid
2009 / 08 / 11 - La Nueva España
Me cuentan que llueve en Mieres. Nordeste espantoso en Lluanco. Llanes lleva toda la semana encapotao y frío. Me da igual. Estoy en la gloria. A cuarenta y cuatro grados. Los marca el termómetro. Me encanta Madrid en agosto. Siempre hacemos una escapadina. Apenas quedan madrileños. Todos los que nosotros llamamos ¡madrileños! como un insulto, están de vacaciones en el norte. Para poder seguir con la cara de amargados que tienen siempre. Viven en una ciudad de mierda en invierno. Llueve, sopla el viento, el cielo es gris y te pelas de frío. Se pasan once meses protestando. Incluidos junio y julio en que hace calor, que también protestan. Por fin llegan a Llanes o a Lluanco. Si no hay un día de playa, mejor. En Llanes suelen conseguirlo. Así pueden continuar con su cara de amargados. Por eso son del Real Madrid cuando el Real Madrid va mal. Y del Atlético, porque éste va mal siempre. Este año los del Real contrataron muchas estrellas. Para acabar estrellados. Estarán encantados.
Me encuentro en la portada del On Madrid a María Cotiello. La revista que te cuenta qué hacer en Madrid. Con cara de felicidad. Repanchigada en un sofá de una terraza de azotea. El titular lo dice todo: “En agosto me quedo en Madrid”. Se nota que es de Mieres y es lista. Siguiendo su ejemplo marcho a tomar una copa al Penhouse. En la terraza del antiguo Hotel Victoria. Ponen unos mojitos de muerte. Atardece. El espectáculo de la caída del sol es impresionante. El cielo se hace malva. Apetece pasear. Recorro la calle de Las Huertas, premio a la mejor peatonalización europea. Entre el Thyssen y el Caixa Forum. Lleno de referencias literarias en bronce por el suelo. Lleno de terrazas. Como una peatonal de Mieres, pero con encanto. Como una peatonal de Mieres, pero si la hubiesen encargado a alguien que supiese hacerlas. Como una peatonal de Mieres que en vez gastar en baldosas hubiese gastado en imaginación. No lo digo de broma. Estos días atrás salía la noticia de la ampliación de Jerónimo Ibrán. Seguro que a imagen y semejanza del pedazo que ya tienen hecho. Con idéntica baldosona gris y sucia. Lo único positivo: tendremos más terrazas. Bueno, también, los críos tendrán más cancha para jugar al fútbol. Las cristaleras del Centro CajAstur van a ser unas porterías magníficas. Seguro que ponen cerca un letrerín de Prohibido Jugar. A los críos les viene estupendamente para jugar con él a baloncesto. Como si se tratara de una canasta ficticia. Lo que no está mal: por lo menos vale para algo.