Barrio
2009 / 07 / 15 - La Montaña Central
Ahora le toca a Requexu. Todavía no está aprobado en ninguna parte, pero ya empiezan a escucharse de manera insistente las primeras voces. Hay que modernizar el barrio. Es una disculpa pobre para acaba convirtiéndolo en lo que ya es el barrio de La villa. Nada.
La capital del concejo se llama Mieres del Camín. Un nombre que a finales del siglo XIX unía dos barrios, el de La Villa d’Abaxo, que ahora conocemos como Requexu, y el de La Villa d’Arriba, que llamamos simplemente La Villa. En cien años hubo tiempo para trazar la calle que uniría la antigua carretera general de Castilla con la estación del Norte, que se llamó Camposagrado, Manuel Llaneza, José Antonio y de nuevo Manuel Llaneza, y que seguimos conociendo como El Paseo. A partir de ella, a golpe de tiralíneas unas veces y, otras, ordenando barriadas enteras, se fue urbanizando la vega.
El barrio de La Villa llegó hasta finales del siglo XX. Su deterioro era enorme. El plan de urbanismo acabó por destrozarlo. Hoy hay perdido completamente su personalidad. Les vieyes caleyes siguen ordenando el tráfico. Pero los edificios modernos de pisos, con bajos que nadie utiliza para nada, cambiaron radicalmente la imagen del barrio. Un absoluto sinsentido.
Un esquema de funcionamiento que, si nadie lo remedia, volveremos a ver repetido en Requexu. Alguna edificación moderna ya apuntó en los últimos años este modelo. La imagen con mayor sabor de lo que en otro tiempo fue Mieres y podría seguir siéndolo para las generaciones futuras, podría quedar abocada a la falta de personalidad y de vida que La Villa nos muestra.
La última remodelación de la plaza es el peor de los ejemplos. Las farolas actuales sirven para mostrar la poca luz que tienen los diseñadores de espacios de estas características.
El modelo a seguir lo ofrecen a quien quiera verlos muchos otros rincones de nuestra geografía. Modelos que acaban conformando la imagen que nosotros tenemos de nosotros mismos y que queremos dar de nosotros mismos. Basta mirarse en ellos para no caer en el peor de los modelos urbanísticos que Asturies puede ofrecer de si misma: el barrio de La Villa. Lo tenemos delante. Aunque no lo veamos porque no encontramos ni una sola razón como para ir a verlo.