La banda sonora del valle encantado
2009 / 07 / 18 - El Comercio
Fiestas de Paxío a primeros de julio. Uno de los pueblos altos del concejo de Mieres. De los que no recuerda, a simple vista, el pasado industrial y minero de la cuenca. Al borde de un impresionante bosque de castaños. Con los prados a punto para afrontar el “mes de la yerba”.
Una fiesta en sentido bastante tradicional. Un escenario de dimensiones reducidas. Apenas dos bombillas. El mínimo de sonido. Dos bafles que se acoplan en un maletín Fender, que sirve a su vez de mesa de sonido. No se necesita más. El lugar es reducido, pero caben perfectamente doscientas personas. Muchas de ellas a lo largo de la barra. Corre la sidra. Todavía es media tarde. No llegó la hora del cacharru. Hay concurso de tortillas. El público prueba y puntúa. Los más avispados y los de más edad van tomando posiciones en las sillas de la terraza improvisada. El gaitero y el tamboritero llevan rato tocando. Un grupo de baile interpreta danzas y bailes a los que se incorporan sin mucho problema algunos vecinos. El baile “a lo bolero” es la estrella que marca el cierre y en el que más gente colabora.
Después se sube al escenario Héctor Braga. Con gaita, zanfona, rabel y arpa. Conoce perfectamente al público ante el que se presenta. Prueba el sonido con un par de voces. Un grupo con bastantes ganas de fiesta apunta los primeros aplausos. Por el micro les da las gracias y les pide un culete de sidra para ir aclarando la voz. Es la primera de una larga serie de licencias que se permite con el público para ir acercándolo a su actuación.
Comienza con un romance. De esos que, aunque la gente no se lo sepa, a la segunda vuelta ya entona la melodía. Cada estrofa esconde una ironía, un doble sentido, las más de las veces picante. Suenan las primeras carcajadas. La atención es total. Se para y le toma el pelo a una señora que se congestiona de risa. Continúa con otra estrofa. Improvisa sobre el pueblo de Paxío. Pide en verso que le acerquen otro culín de sidra. Le llueven los aplausos.
Su repertorio es lo suficientemente amplio para que le dé tiempo a todo. Canta una tonada a la gaita. A la vez. Él toca y él canta. Un ejercicio de virtuosismo vocal. Los entendidos del tema asienten con la cabeza. El chaval no sólo sabe hacer reír, también sabe cantar. Lo corrobora con otra tonada al arpa. Después hay más tiempo para xácares, romances de ciego y pasodobles. Cuando dice que va a terminar los plausos le invitan a seguir cantando todavía un rato más. Todo son felicitaciones cuando baja del escenario.
El sistema de organización de la serie de Conciertos del Valle, en el que se integra éste de Héctor Braga en el pueblo de Paxío, es muy simple. Dependen de la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Mieres. Pero, previamente, se juntan los representantes vecinales de diez pueblos del Valle de Cuna y escogen el sábado que mejor les viene. Y, en la mayor parte de los casos, que tipo de música o que grupo o persona quieren que cante.
Los de Paxío escogieron a Héctor Braga. En otras ediciones anteriores había actuado en otros pueblos del Valle. Es conocido, seguido y respetado. Para el sábado siguiente los del pueblo de Gallegos quisieron a Anabel Santiago. Con acompañamiento de guitarra. Tonadas de toda la vida y su repertorio más moderno. Es otra de las habituales de los Conciertos del Valle. Cuenta con sus fieles. No hay doscientas personas en el pueblo, pero sí las hay en el concierto, tras la iglesia, delante de la antigua escuela. Se ve que subieron del resto del Valle y del concejo.
Este sábado actúa Tuenda en Cenera. Xosé Ambás también es otro de los asiduos a esta programación de verano. De hecho, va a repetir otro sábado en Insierto con Cantaruxare, un grupo de pandereteros. Tal como lo leísteis. Pandereteros hombres. Una tradición que se mantiene viva aún en este Valle. Y volverá a actuar, esta vez al frente de algunas de las mujeres mayores que lo acompañan en la televisión los sábados por la mañana, el sábado de la fiesta de Miruxeo.
El resto del programa de verano incluye a la zanfonista Celia González, a la acordeonista María Álvarez, a la Bandina’l Tombo, a la Banda de Gaites Villa de Mieres y a los Hermanos Valle Roso. Todos en formato reducido. Cara a cara. Cantándole a su público natural un repertorio que les es propio. El suyo.