Los virtuosos de la gaita
2009 / 07 / 11 - El Comercio
El primer paso para que un concurso sea respetado por sus participantes y su público está en el nombramiento del Jurado. Los que sirve para tonada asturiana o para música de cámara, también sirve para gaita. Éste ha sido desde el principio el gran acierto del Concursu de Gaita de Xixón.
De la mano del reputado gaitero Alberto Varillas y de la Banda de Gaites Noega, el Concursu de Xixón dio sus primeros pasos sin estridencias. Con la tranquilidad del que sabe que es el tiempo el que da solera o quita prestigio. El nombramiento de cinco personas cualificadas como miembros del Jurado sentó las bases del que en la actualidad es el concurso de mayor prestigio de cuantos se celebran en Asturies.
Organizado por el Departamento de Festejos del Teatro Jovellanos a través de la Asociación Cultural Banda de Gaites Noega, las fases eliminatorias de esta séptima edición tendrán lugar los días 15 y 16 de julio en el Tendayu del Pueblu d’Asturies. Para, posteriormente, los días 28 y 29, en la Plaza Mayor, celebrarse las finales.
Los participantes lo pueden hacer en tres especialidades diferentes: gaita solista, gaita y tambor y parejas instrumentales. El apartado de gaita solista cuenta con la modalidad infantil, para menores de dieciséis años, además de la general. Y la modalidad de parejas instrumentales señala una larga serie de instrumentos admitidos (sin explicar en ningún momento por qué no se aceptan otros).
Al volver a contar con cinco miembros de Jurado, cada uno de ellos de manera individual será responsable de los apartados de ritmo, digitación, afinación, ornamentación y expresión. Uno de los grandes aciertos de anteriores ediciones fue que los comentarios y las puntaciones de los miembros del Jurado eran públicos y cada uno de los participantes podía tener acceso al propio. El prestigio de estos jurados hizo que desde el primer momento esta iniciativa fuese valorada muy positivamente por los jóvenes gaiteros que contaban de esta manera con un opinión de categoría sobre sus fallos y aciertos, como también con el paso de los años una evaluación continuada de su avance.
Como en otros concursos relacionados con la gaita, alguna base llama la atención. Es el caso de la que obliga a los participantes a ir ataviados con el “traje tradicional asturiano”, lo que me lleva a recordar dos fotos de la misma época del Gaiteru Llibardón. En una de ellas aparece ataviado con el paxellu que todavía algunos paisanos mayores de su tiempo seguían empleando en las labores agrícolas y ganaderas, pero sobre todo aquellos que lo usaban como una marca de distinción del ser elegante en acontecimientos familiares o públicos. En la otra, el Gaiteru Llibardón aparece con traje de época con bombín.
Los ganadores de los últimos concursos conforman una élite de grandes nombres de jóvenes instrumentistas asturianos. El número de gaiteros en Asturies es impresionante. El número de los que alcanzan un lugar en esta élite es reducido, pero el prestigio de añadir su nombre a los ya inscritos en este Hall of Fame lleva todos los años a que el número de los participantes en este concurso sea cada vez mayor.
Alberto Varillas dirige cada una de las fases del concurso y su propio nombre y reputación como gaitero, refrenda el certamen. Las bases se encuentran en la página web del Teatro Jovellanos. Tanto las fases eliminatorias como, sobre todo, las finales, se han convertido por derecho propio en grandes citas del verano gijonés. No sólo por el gran número de aficionados, sino porque el sonido de la gaita en un marco como la Plaza Mayor sirve de seña de identidad y de marca de prestigio de esta ciudad de cara a sus visitantes.