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El castellano

2008 / 07 / 30 - La Nueva España

El castellano

A Mieres no llegó la crisis. No hay ni problema de vivienda, ni de paro, ni de delincuencia. Al menos para el PP local. El auténtico y serio problema es el peligro que corre el castellano en el concejo. No se rían ustedes. Presentaron una moción para defender su uso. Al parecer, está a punto de desaparecer. El que no me crea que mire las actas.

Para que mi castellano no se resienta de tanto estar en Mieres, marché a mitad de semana a Zamora. Al Festival de Fados. Pude comprobar así que en Zamora también se está perdiendo: todo el mundo, los cantantes incluidos, hablaba portugués.

Horrorizado por el franco retroceso que advierto en el uso de nuestro idioma patrio, marcho a Villaviciosa. Concierto en la Fundación Cardín de los Hermanos Valle Roso. Como es verano, algún inglés, algún francés, menos alemanes y más vascos. Españoles, poco más que un matrimonio de Melilla. Para colmo, las canciones las cantan en asturiano. “Mocina dame un besín”, sin traducción. Tremendo.

Ismael Tomás cantó el día anterior en la Sala Cajastur de Uviéu. Es imperdonable: no ponía Oviedo. Aún así la gente se enteró de dónde se celebraba el concierto. Cantó cosas como “Texedora de Bayu”. También sin traducción.

El sábado y el domingo me tocó el Concursu de Gaites de Xixón. Hasta la bandera la Plaza Mayor. Ingleses a porrillo. Franceses, más. Un grupo de catalanes pregunta cuánto cuesta una camiseta que pone “Onde fueres fai lo qu’en Mieres”. Llegan a un acuerdo de descuento si llevan tres. Varios gaiteros interpretan “L’alborá del paxarín”. De Chema Castañón, que era de Mieres. Otra vez todo sin traducción.

Destrozado por llevar una semana hablando en inglés, francés, portugués, catalán y asturiano, me refugio en Lluanco. Encuentro al matrimonio español de Melilla. Ella se llama Aisha y él Mohamed Abdelaziz. Por fín puedo practicar castellano. Ya estaba perdiendo la costumbre.

En fin, yo, para no perder mi pobre castellano, escribo artículos como éste. Del matrimonio me despido diciendo: Ma’a elsalama! Ellos contestaron: ¡Ta llueu! Lo pone su guía: fórmula cariñosa de despedida en Asturies. No hay duda. El castellano está desapareciendo. Menos mal que nos queda el PP de Mieres. Aunque sólo sea para hacernos reír un poco en este verano tan soso.




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