Alcaldes y alcaldesas
2008 / 07 / 16 - La Nueva España
Como entrenamiento para El Carmen estoy de Moros y Cristianos. Por mi color de piel, soy Moro. Aprovecho el desfile para reírme a la cara de la nueva alcaldesa del PP. Estoy en Dénia. Su primer acto como alcaldesa es desfilar el día grande. Acaba de conseguir la alcaldía con el voto de un tránsfuga. Aquí PP significa: Partit dels Promotors.
El día anterior fue genial el pleno de investidura. Al presidente de los promotores urbanísticos de la comarca, para disimular, lo nombraron concejal de cultura. Es genial. Se le veía en la cara su interés por el tema y en su currículum sus capacidades para ello.
La gente dice: ¡esto no pasa en ninguna parte del mundo! Les invito a que vengan a Asturies. Donde los políticos no muestran interés siquiera por la propia lengua de su país, calcula lo que les importa la corrupción. A vivir, que son cuatro años.
Mientras lo comentamos, la guardia civil anticorrupción entra en el Club de Golf y arresta al alcalde y a la vicealcaldesa de Benitatxell. Los pillan cobrando en mano 50000 € para garantizar que el nuevo PGOU seguiría declarando urbanizable una parcela. A la entrada del Juzgado declaran que les han tendido una trampa. Elemental, tonto baba.
Tomamos una copa en el Zensa del puerto deportivo de Dénia. Aquí a nadie importa lo de la alcaldesa ni lo del alcalde. No se habla de gente que se vende por 50000 € de mierda. Cualquiera de los coches aparcados enfrente supera esa cantidad. Aquí sientes que se cumple a rajatabla el comentario de G. K. Chesterton: “Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político”.
Con muy buena visión de futuro el puerto deportivo de Dénia se planteó como una especie de centro comercial con barcos. Las tiendas más exclusivas. Los bares de copas más cool. Los cuerpos más bronceados. Lo más opuesto que te puedas imaginar a los chiringuitos de la Semana Negra. A ver que nos hacen en Lluanco.
El tren negro llegó este viernes a Mieres. Me lo cuentan por teléfono. Quedo de verlos por semana. Un poco de fritanga para los michelines y una novelina negra en la que apoyar la cabeza para dormir la siesta. Regreso a Mieres para no perderme la danza del Carmen. La última que queda en la comarca. La de San Xuan se la cargó la Sección Femenina. Y sus continuadores.