El AVE que se queda en paxarín

2013 / 10 / 09 - La Nueva España

Como ya se viene sabiendo desde hace años, el AVE no llegará a Uviéu. Ni mucho menos a Xixón. Ni te cuento, a Avilés. Ni siquiera va a llegar a Mieres. De mano, para ir catando el cabreo de la gente, el ADIF (Administración de Infraestructuras Ferroviarias) dice que está barajando que llegue a León. Con lo que, el tren seguiría viniendo hasta aquí por donde viene y los túneles se dedicarían al cultivo intensivo de champiñones.

Esto no significa nada. El ADIF que hace estas declaraciones tan irresponsables es, a su vez, culpable de irresponsabilidad en el accidente que tuvo lugar hace escasas fechas en Santiago de Compostela. Con estas declaraciones está riéndose en la cara de nuestros responsables políticos. Sabe que puede hacerlo. Mandan tan poco y tienen tan escaso peso en las decisiones políticas a nivel nacional que, hasta una simple administración de trenes se permite tomarles el pelo con estas declaraciones. Que no engañan a nadie. Los asturianos de a pie hace años que sabemos que el AVE no va a llegar al centro de Asturies. Mucho menos a la costa. El tren, como mucho, llegará a Campumanes o a Pola. Y, en el fondo, estas declaraciones van a servir para que, metiéndonos miedo de que están barajando que se quede en León, nuestros representantes políticos entiendan como defendible la postura de que llegue a Lena, al menos.

Lo ridículo sería que llegara más allá de Lena. La razón es evidente: ¿por dónde? Ponte a pensar en el hueco que queda entre la montaña, el actual trazado, la ruta del colesterol, el río Caudal, la autovía, el barrio de Vega d’Arriba, de Santa Marina o de San Pedro y el resto de Mieres del Camín. ¿Qué van a hacer? ¿un túnel? ¿Para qué, para que tarden otros 12 años como echaron en estos otros dos que todavía no terminaron? ¿Para cuándo entregarían las obras, para el 2030? ¿Quién quedará de nuestros políticos de aquí al 2030? Bueno, disculpen, claro que quedarán: en España quedará Rubalcaba, que es incombustible y que seguirá veraneando en Llanes, y en Asturies seguirá Cascos, diciendo a todo el que quiera escucharlo –si queda alguno para entonces- que él puso la primera piedra de este proyecto allá a finales del siglo XX, en la época en la que sólo por poner piedras ya daban unas comisiones impresionantes. Y, después, Bárcenas pagaba. Como un paisano en una feria de ganao. Sin un recibí. Dándose la mano. Con les perres en un sobre.

Pensamiento estoico asturiano: el AVE se nos va a quedar en paxarín. Insisto: ya lo sabíamos. Solo pedimos el favor a nuestros representantes políticos que no pretendan cometer el error de querer mostrarse indignados por esta decisión. El sueldo que cobran les permite olvidarse de las incomodidades del tren. ¿Qué va a llegar a León? Bueno, que llegue. Yo, por si acaso, me voy a indignar un puquitín.