1,8 millones de euros
2013 / 10 / 02 - La Nueva España
La tragedia de haber tenido malos políticos la pagan, como siempre, los trabajadores. Podría estar hablando de España. Todos me entenderían, sin duda, si me refiriera a Asturies. Pero estoy hablando de Mieres. Para contar una historia que ya se veía venir. Desde hace años. Sentencia tras sentencia. Hasta que ahora llega la que ya no puede recurrirse. La del Tribunal Supremo. Refrán teberganu: “Si-yos das la espalda a los problemas, los problemas t’acaban dando pol…” El responsable del Grupo Goncesco conoce a la perfección este refrán. Ante corporaciones cargadas de inútiles en Urbanismo, lo mejor es tomarse las cosas con calma. El fallo del Supremo es claro: hay que pagar 1,8 millones de euros. Echa el cálculo en las antiguas pesetas si te quieres asustar un poco más.
Al final no lo va a pagar ningún miembro electo de la corporación del 82, cuando se recalificaron estos terrenos. Ni de las corporaciones siguientes que conocieron el asunto de primera mano y pasaron de él. Hasta llegar a nuestros días. Al final, como la deuda es municipal, la acabará pagando el ciudadano y sufriendo el trabajador municipal. Es el mejor de los momentos. Primero: la corporación actual tiene la disculpa de poder cargárselo todo a las corporaciones anteriores. Como si no hubiese habido ningún pacto PSOE-IU gobernando. Como si en el listado de infaustos recuerdos de gestores urbanísticos sólo hubiésemos tenido concejales socialistas. Segundo: con la disculpa de que hay que pagar, qué mejor solución que meter mano a la plantilla municipal. Con unos líderes sindicales con menos peso sindical que físico, coincidirán con los responsables de personal que la reestructuración de puestos de trabajo es un signo de los tiempos. Mientras defenderán su puesto con uñas y dientes.
Es más de lo mismo: con la sentencia del Tribunal Supremo deberíamos hacer una placa conmemorativa con los concejales de Urbanismo y alcaldes que lo hicieron posible. Con los proyectos de reestructuración de puestos de trabajo en el Ayuntamiento debería obrarse de forma idéntica: poner una placa con los concejales de personal de infausto recuerdo. Que son todos. Pero, con categorías. El último siempre es resulta peor que el anterior. ¿Os acordáis del que tuvimos la legislatura pasada? ¿Se olvida uno pronto, verdad? Por eso lo de poner una placa con sus caretos y nombres.
Y, de resultas de todo esto, acabar pagando 1,8 millones de euros. Y, se pagan, sin más. Tampoco se comprueba que haya mucha indignación ciudadana. Mieres acabará como Turón: despareciendo hasta del nomenclátor. Reivindicándolo cuando ya no hay vuelta atrás. Echando de menos los tiempos pasados. Olvidando, intencionadamente, que el pasado también estuvo sobrado de inútiles, vacilantes, remisos y circunspectos.