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Adolescencia

2012 / 09 / 18 - La Nueva España

Adolescencia

La adolescencia es una enfermedad que se cura con los años. En los países de habla inglesa dura los años que terminan en –teen: de los 13 a los 19. En los países mediterráneos de la crisis –Grecia, Italia, España, Portugal-, la adolescencia supera los 20, alcanza en bastantes casos los 25 y cuando llega a los 30 se trata de un caso de imbecilidad no de adolescencia.

La adolescencia, como la gastroenteritis o el colesterol, tiene tratamiento para mitigar sus efectos. La adolescencia, en este caso, es la de más fácil tratamiento. Se cura con el móvil. Con cualquier móvil. Si es caro y con mil aplicaciones, mejor. Como uno de los rasgos definitorios de la adolescencia es la pérdida momentánea del conocimiento, tampoco les dará más que sea el más caro y el que más aplicaciones tenga, sino el que esté más de moda.

El tratamiento a base de móvil da tan buenos resultados que permite:

  1. Olvidarse de los problemas de la adolescencia entre los 12 y los veintitantos años. Para ello es imprescindible conseguir que esté conectado a él todo el día. Con internet, 3G, wifi… y vía satélite, si el adolescente fuera de zona de muy difícil acceso.

  2. Olvidarse de los trastornos que genera en su entorno. Para no tener que escucharlo siquiera es bueno añadirle al móvil unos auriculares de última generación. Y unas gafas 3D, para que se acabe creyendo que es absolutamente real lo que está viendo y no moleste.

  3. Olvidarse de su educación. Gracias al móvil, nunca un adolescente en toda la historia de la humanidad leyó tanto, escribió tanto, escuchó tanta música, vio tantas películas, intercambió tanta información, debatió tantos temas. Y, lo mejor, sin que se entere.

  4. Olvidarse de su crecimiento emocional. A través de la pantalla del móvil encontrará sus modelos, sus metas, sus amores y sus desengaños. Con ventajas evidentes. Dismininuye el numero de embarazos adolescentes: nadie se queda embarazada por móvil. Disminuye la violencia callejera: los puñetazos de videojuego descargan adrenalina. Disminuye el consumo de alcohol y drogas: bebidos y fumaos no se concentran bien en la pantalla.

Y, un día, bastante lejano, gracias a Dios –perdón, gracias al Móvil-, te encontrarás con que se le ha pasado la enfermedad y que, sin que hayas invertido en él más que la factura de concexión, tienes delante de ti un adulto. Tan inmaduro como cualquier adulto recién estrenado de adulto. Igual que tú cuando volviste de aquella mierda de mili o cuando saliste de aquel espanto de colegio o cuando sufriste aquel horror de familia. Esa es la diferencia, entre la mierda de mili que pasamos, el espanto de colegio que sufrimos y el horror de familia que sufrimos, el móvil es una bendición del cielo. Por eso en el ejército, en las escuelas e institutos y en casa no te dejan utilizarlo. Porque es su competencia. Su ruina.




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