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María Auxiliadora del PP

2008 / 06 / 14 - El Comercio

María Auxiliadora del PP

En mi pueblo volvió a ganar el PSOE las pasadas elecciones por goleada. Y no es que lo haga especialmente bien, sino que siempre tiene la suerte de contar con una oposición de broma. De manera que, lo que en cualquier parte es un proceso natural de relevo, aquí es un ganar repetido aún cuando da la sensación de que ya no tienen ganas de hacerlo.

Lo de esta vez fue de chiste. Iba camino de la televisión hacia las ocho de la tarde para comentar los resultados en un programa en directo en el que íbamos recibiendo los avances de resultados. Un amigo del PP me para a la puerta de un colegio electoral y me comenta de manera confidencial:

-Según los datos con los que contamos hasta el momento rozamos la mayoría absoluta.

Tenía que haberme reído. Pero, como es amigo, lo felicité por adelantado.

El mío es un pueblo pequeño que fue algo mayor pero en el que todos nos conocemos. Los resultados estaban cantados desde el mismo momento de la proclamación de la candidatura opositora. Puede que lo supiéramos todos menos ellos. Pero ni eso me creo.

Con todo, como siempre pasa en elecciones, la camarilla del candidato no paró de adularle e insistirle en que iban a arrasar. Y de tanto repetir las cosas hay gente que se las cree. Aunque después la realidad se te vuelva como una bofetada.

Y es que, insisto, esto es un pueblo pequeño. El candidato opositor no era malo. O al menos no peor que lo anterior. Pero aquí todos nos conocemos y hay que saber de quién te rodeas. Ahí estaba el chiste. Del que todos nos reíamos. Menos ellos, claro.

Pero así es mi pueblo y así me da la sensación de que deben de ser todos los pueblos. Oviedo incluido. Pero a la inversa. Volvió a ganar el PP las pasadas elecciones por goleada. A todo el mundo le dio la sensación de que el PSOE no quería ganarlas. Una vez más.

La política en general mueve al chiste fácil. Aunque, a la hora de la verdad, a los políticos estos chistes no les hacen ninguna gracia. A los de mi pueblo menos que a ninguno.

El 24 mayo todos nos reímos con la actuación de Manuel Morilla, alcalde de Morón de la Frontera, nombrando alcaldesa honoraria de la localidad a María Auxiliadora. No se trata del mismo tipo de risa natural que te sale cuando escuchas las chirigotas de Cádiz, por citar algo de esa misma tierra. Se trata de la risa que te deja la cara boba, de no poder creerte lo que estás viendo, escuchando, leyendo.

Lo más sorprendente de esta historia lo viví desde la radio del coche. Es la compañía obligada del viajar solo. El programa en directo de la mañana intentaba conectar con la sede del PP sevillano para que algún responsable comentara el hecho. El citado alcalde moronés, por más que atípico, seguía constando como del PP. Y si de Chikilicuatre es capaz de responder, además de un programa, una cadena de televisión, a un esperpento igual de mediático también se le supone un cierto nivel de respuesta.

Nada. El PP sevillano daba la callada por respuesta. O lo que es lo mismo, en este momento no se encuentra en las instalaciones ningún responsable del partido, pero no dude que a la mayor brevedad posible nos pondremos en contacto con usted.

En fin, el programa siguió, fue pasando la mañana y nadie se puso en contacto. Lo que se continuó con la falta de respuesta del PP andaluz y, como ya era de suponer, el nacional.

Algo que, de todas formas, acabas entendiendo: cómo siendo responsable de un partido tan grande vas a tener que dar contestación a las ocurrencias más peregrinas de un alcalde de pandereta o hacerte responsable de ellas. A los medios de comunicación lo que más los mata es el silencio. No siempre, pero para casos anecdóticos como el presente, sin duda ésta fue la consigna.

Con todo, siguen resonando en mis oídos las palabras en televisión del alcalde en el Pleno extraordinario convocado para la ocasión y dirigido a los concejales de IU presentes que tuvieron que aguantar el chaparrón de burlas e improperios que se les vino encima. Los del PSOE aprovecharon para quedarse tomando unas cañas fuera del recinto para no ser partícipes del bochorno. El alcalde, con la voz desencajada de un Lutero de pueblo gritaba: “¡A quién no crea esto, que Dios lo tenga en su cuenta!”

Como todo tiene explicación, la de este caso la aportó a los medios de comunicación el concejal de cultura, Francisco José Coronado, que señaló que con esta actuación lo que se hacía era reconocer la forma singular que tienen los vecinos de Morón “de querer a la Virgen Santísima en esa advocación”.

Aunque la historia es graciosa, yo le encontré un punto de tristeza. Y fue que la trasladé a mi pueblo. A mi pueblo pequeño del que hablé al principio en el que todos nos conocemos. Y es que me pregunté:

-¿Tu te imaginas qué habría ocurrido si hubiesen ganado las elecciones los de la oposición?

La sonrisa entonces se te hiela en la cara. Me imagino que en este momento seríamos nosotros la risión de España una vez fuera declarada oficialmente la Virgen de Covadonga alcaldesa honorífica de nuestro pueblo.

Por eso que ahora se entiende el dicho popular de “¡Virgencita, déjame como estoy!”.




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