El AVE a ninguna parte
2012 / 04 / 18 - La Nueva España
El gobierno de Cataluña se echa esta semana las manos a la cabeza por el volumen de inversión que va a requerir la finalización de la obra del AVE a Galicia y Asturies. Como aquí hace tiempo se ha perdido la capacidad de reflexión, se entiende como una pataleta más de los catalanes no contentos con su propio nivel de déficit y con los éxitos del Barça. España tiene en estos momentos 1800 kilómetros de línea de Ave. 2000 más en construcción. Ningún otro país europeo registra estos números. Sólo China, con diez mil kilómetros en construcción, nos supera. Francia y Alemania hace tiempo que descartaron una inversión a la española –porque la consideraron insostenible económicamente. España, en cambio, con la mitad de habitantes de Alemania y la mitad de PIB francés, lleva metidos en la historia más de cincuenta mil millones de euros. Que tienen una traducción imposible en pesetas. Tres mil millones el de Asturies. Tocamos a tres mil euros por cabeza. Ponte a rentabilizarlo.
El AVE nació como una inversión política, más que económica. La primera línea se puso en funcionamiento entre Madrid y Sevilla. La última se abrió entre Toledo, Albacete y Cuenca y a los seis meses de su inauguración se cerró, por falta de pasajeros. Es rentable el trayecto Madrid-Barcelona, pero aún lo es más el Barcelona-Valencia. A partir de los datos de usuarios de tren entre Galicia, Asturies y Valladolid, camino de Madrid, el AVE asturiano y gallego no es de extrañar que no le corra prisa a nadie. El mal ejemplo de la línea que cerró podría reproducirse. Pero, no obstante, nadie hablará de este tema.
El próximo gobierno poco va a solucionar estos problemas. El partido bisagra recoge el voto de todos cuantos piensan que el origen de nuestros males está en la autonomía. Con lo que, pactando con ellos, pacte quien pacte, les seguirán yendo mejor las cosas a Cataluña. Mientras nosotros seguiremos con una línea de AVE que sólo llegará hasta Campumanes. Y eso si algún iluminado no sigue pensando que tendría que llegar hasta el centro, con un gasto superior por kilómetro que el que acaban de inaugurar en el Tíbet.
La Revista de Economía Aplicada dedicó a esta historia un número de julio del año pasado: “Cuando la economía no importa”. El Avui del mes anterior era más explícito: “AVE; la ruïna de l’Estat”. Aquí La Nueva España recogió las críticas europeas ese mismo mes: “La UE critica el modelo radial de AVE que impulsó Álvarez-Cascos”. Pero, con todo, intentando sacar adelante un gobierno, no va a haber posibilidad de crítica alguna. Las cuentas del último tramo cerrado nos acogotan: 18000 € al día para nueve pasajeros. No sé si nosotros las mejoraremos. Sería gordo gastar lo que estamos gastando para no rentabilizarlo. Pero, tampoco importa. De lo de Cuenca y Albacete ya no se volvió a hablar. De nosotros apenas se habla ahora mismo. Un poco los catalanes. Pero, a poco que el Madrid se ponga a tiro del Barça, se olvidan del AVE. Esperemos. Dios bendiga el fútbol.