Museos cerrados
2012 / 06 / 03 - La Nueva España
Hace años, bastantes, me preguntaban en un encuentro de gestores culturales por qué los equipamientos de arqueología industrial de Inglaterra y de Alemania funcionaban y, los que estaban creándose en España, no. La respuesta era compleja. Pero, en todos los de fuera, una característica común hacía entendible su éxito: en todos funcionaba, como parte indispensable del equipamiento, un chigre, una taberna, una cafetería o un restaurante. Y, en muchos, el establecimiento hostelero estaba vinculado a la instalación. Así, en el área del Iron Bridge, donde es patrimonio de la humanidad el primer puente de hierro, el chigre recordaba los de finales del siglo XIX. Por más que también se sirvieran coca-cola y perritos calientes. Y en la Casa de Cultura de la capital de la Selva Negra se servía, como parte de la oferta cultural, el Zwiebelkuchen, un horrible pastel de cebollas que les encanta a los propios del lugar, bien regado con el Federweieser, un vino joven que pagabas a precio de gran reserva. Hace menos de una semana La Nueva España de Las Cuencas hablaba de la larga serie de equipamientos que tenemos cerrados en nuestros concejos o pendientes de reformas. Y, la pregunta de siempre es por qué funcionan tan mal. Sé que la respuesta es compleja. Pero no deja de ser interesante contemplar el hecho de que para ninguno de los que recuerdo en este momento se tuvo la previsión de crear en su entorno o en la propia instalación un simple chigre o, como estamos donde estamos, una sidrería. ¿Qué más se puede ver en la ampliación del Museo de la Minería hacia el Pozu San Vicente sino es un sitio donde parase a tomar algo? ¿Cómo no va a estar la Casa del Urogallo vacía sino puedes pinchar algo en el lugar? ¿Cómo te va a apetecer visitar el Pozu Santa Bárbara de Turón y, con él el resto del Valle, sino tienes para comer en la instalación? Claro que, me dirán, se puede beber, comer y dormir por los alrededores. Pero, eso, es siempre algo adicional. También se puede seguir viendo arqueología industrial, y mejor, sin necesidad de visitar la indicada. Pero, aprovechando que te venden cómo producto ésa por qué no ponerle el valor añadido de un chigre.
Esta mañana estuve arriba y abajo de Turón. El Pozu Fortuna, al pie de la senda peatonal, no tiene un triste sitio donde tomar algo. Si sigues ruta hacia el Pozu Espinos, más de lo mismo. Un poco más abajo, el Pozu San José, restaurado y sin uso. Hace tiempo, cuando avanzaba un proyecto su restauración, me preguntaron por las posibilidades del lugar. Sigo pensando lo mismo: posibilidades cero siempre que en sus instalaciones no se haga una buena sidrería. Por poner un ejemplo. No sólo de sidra vive el hombre. Pero, en esta tierra, bastante ayuda. Y, al de fuera, con la disculpa de la sidra, se lo lleva mejor hacia Turón que engañándolo diciendo que va a ver una mina restaurada: hasta el más tonto sabe que mina era lo de dentro y que, lo de fuera, era simplemente la carcasa.