Empedrado
2012 / 01 / 25 - La Nueva España
Los vecinos de Sotres están encantados con el nuevo pavimento del pueblo. Como el de la calle Jil de Jaz de Uviéu. Muy guapo para los turistas de playero y mocasín. En algunas partes cómodo hasta para los de tacón. Demasiado chóquele-chóquele para hacerlo de madreñas. Pero, bueno, es lo que hay. Los vecinos, en general, están encantados. Lo únicos inconvenientes surgen ahora, con el inicio del mal tiempo: no se puede echar sal al suelo contra las heladas. Al parecer dicen los técnicos que la sal estropearía el pavimento. Tampoco, cuando nieve, se podrá pasar la máquina quitanieves. También estropea el pavimento. Al final lo de siempre: habrá que poner clavos a las madreñas, el mejor remedio contra el hielo. Y barallones para la nieve.
La moda de pavimentarlo todo es lo que tiene. Lo comprobamos hace años en La Pindiel.la, el pueblo de León desde el que arranca la carril de La Carisa. El único interés que ofrecía el pueblo para ser visitado era el perfecto empedrado de sus calles. Ahora, una vez hormigonado entero, la gente aparca a las afueras y nadie entra en el pueblo. Las casas son como las de todos los pueblos. La gente, como la de todos los pueblos. Su único interés radicaba en su suelo, en que se condensaban cientos de años de sabiduría popular y de belleza. La misma historia de Bustiello. Aquel pueblo de Les Cuenques que hace unos años tenía cierto interés en arqueología industrial por su empedrado, ejemplo único de su época, y que dejó de tenerlo gracias como siempre a otro enamorado municipal del empedrado de Jil de Jazz y que unos vecinos superencantados con ello. Como los de Bulnes. Más o menos.
Este fin de semana me tocó visita a la cuenca. A la de aquí y a la de allí. Con gente de fuera. Y con gente de casa. A los de casa nos cuesta enseñarnos a nosotros mismos. Los de fuera nos miran con otros ojos. En resumen, sigue siendo una maravilla recorrer las antiguas carreteras. Llegar a Mieres desde Olloniego por El Padrún y La Rebollá. Cruza por Santiso a Lada. O por Santumianu a Sama. Pasar desde L’Entregu a Lleres, en Siero. Siguiendo la línea trazada. Este fue el inicio de la historia. Marisa Valle Roso acaba de grabar un disco. Una verdadera maravilla. Se titula De lo fondero l’alma. La última canción del disco es “Hai una llinia trazada”. La acompaña a la gaita Pablo Carrera. Con esa música de fondo visitamos el valle arriba y abajo. Ahora me va a tocar seguir visitándolo siguiendo la línea del ferrocarril que nunca llegó a hacerse entre L’Entregu y Lleres, y que desde Lleres pasaba a Xixón por La Collada. Como dice la canción. La mayor parte hay que hacerlo a pie. Queda la vieja caja del ferrocarril. Todavía no le dio a nadie por empedrarla. Pero, a saber. Esto son Les Cuenques.