Una canción tradicional llamada Macarena
2012 / 01 / 07 - El Comercio
El gaitero Silvino Fernández Fueyo escondía muchas veces su mala leche detrás de una ironía. Continúa siendo considerado uno de los grandes gaiteros de finales del siglo pasado, pero su comportamiento huraño no le hizo crear una escuela a la manera de otros grandes del tiempo. Con todo, con tiento y ganas, podía encontrarse un momento de interés en su conversación.
Así, un día, en casa de Diamantina Rodríguez, hablando sobre como se construye una melodía sobre la base de un ritmo tradicional me hizo la siguiente broma. Hablábamos del saltón, un ritmo binario de gran soltura para las manos de un gaitero y de extrema dificultad para un bailador. Marqué el ritmo sobre la mesa y el me cantó, acompañado de la gaita:
Que tengo de subir al carru, carreteru que tengo de subir sinon de pena muerro.
La broma consistió en que la melodía se acercaba marcadamente a la propia de la “Macarena” de Los del Río. El gran éxitos de aquellos años y de los siguientes. Se lo hice ver. Me dijo, en tono despreciativo, que posiblemente tendría algo que ver, pero que eso se llevaba así cantando y tocando toda la vida.
Hace escasas fechas escuché por vez primera el tema “Step in the Macarena”, del rapero gallego Fluzo. Habla de muchas historias, pero principalmente del hecho de cómo un tema tradicional se convierte en un superventas y llega a ser considerado propiedad de unos supuestos autores. Lo que, con la SGASE por medio, no hace sino convertirse en una cifra desproporcionada de beneficios en concepto de derechos de autor.
Esta canción, “Step in the Macarena”, se encuentra desde el año 2011 dentro de un proyecto de Producciones Doradas, junto a otras versiones del conocido tema, de la mano de otros autores como Pony Bravo, Tarántula + Tu Madre, Manos de Topo, Mursego y Espaldamaceta. Además del grupo infantil Los Chiquillos del Barrio, que interpretan el viejo tema de la OJE convertido años más tarde en canción de saltar a la comba “Trabajando en las minas del pan duro”.
El disco Macarena: versiones domésticas desde el procomún, puede bajarse libre de derechos y de cualquier pago desde la página web de Producciones Doradas. A partir de versiones peculiares de la “Macarena”, los grupos pretenden “denunciar el uso indiscriminado del patrimonio público llevado al terreno de lo comercial”. Una canción que es un icono de la música española en el mundo, que ha motivado varios juicios en materia de copyright –todos ellos respaldados por la SGAE-, y que está basa en una melodía tradicional y que, como tradicional, forma parte del procomún.
El procomún es un término de moda. En verdad, un término que, más que estar de moda, será de uso cotidiano en los próximos meses y años. El Diccionario de la Lengua de la Real Academia de la Lengua Española lo define escuetamente como: utilidad pública (de pro, provecho, y común).
Según el Laboratorio del Procomún, del Madialab-Prado, un programa del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, con procomún se “busca expresar mediante un término nuevo una idea muy antigua: que algunos bienes pertenecen a todos y que en conjunto forman una comunidad de recursos que debe ser activamente protegida y gestionada”. De esa forma, “está constituido por las cosas que heredamos o creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras”.
“Macarena” es un ejemplo magnífico para entender este concepto de procomún. Basada en el ritmo de entrenamiento de combate de los marines norteamericanos. Sobre ella la OJE franquista construye el tema “Trabajando en las minas del pan duro”, que los niños de media España acaban trasformando en un tema infantil para aplicar al juego de la comba. Después, siguiendo el trabajo específico de Pedro G. Romero, “Arqueología de la Macarena”, se ve la consiguiente evolución hasta convertirse en una broma sonora del grupo Desmadre 75 –la cara B del disco “Saca el güisqui Cheli”- y llegar a las manos de Los del Río y, tras ellos, a las de Fangoria y Alaska que hicieron la versión discotequera que fue fondo sonoro de la Super Bowl y que bailaron el presidente Clinton y su santidad Juan Pablo II.
Pero, también, la historia de la “Macarena” es nuestra propia historia, la de la música popular asturiana donde desde hace años una serie de “grandes” intérpretes viene registrando en la SGAE temas tradicionales como propios. En la SGAE nunca ha existido un departamento que investigue esta malversación de fondos públicos (fondos del procomún) y tampoco ha demostrado el más mínimo interés en subsanar estas violaciones del patrimonio de todos.