Independencia
2011 / 11 / 17 - La Nueva España
Imagínate que Mieres es un país independiente. No es tan difícil. Hay países más pequeños en Europa que lo son. Como Ciudad del Vaticano. Pero, bueno, puedes pensar que no sirve el ejemplo porque más que un país es como el Eroski de Mondragón, la sede central de una red de supermercados. Pero tenemos otros países, como Liechtenstein, que tiene la misma extensión que la nuestra. Con una capital, Vaduz, del tamaño de nuestro Mieres del Camín. Y con un castillo a la altura de Paxío, que es donde vive el príncipe y familia. Y luego un montonín de pueblos desperdigados por el poco monte que tienen. Vaduz tiene los mismos problemas de tráfico que Mieres del Camín. Puedes aparcar donde quieras, pero siempre te ponen multa. Y las pagas en el acto. Con descuento por pronto pago. Como aquí. Si buscas aparcamiento oficial no lo hay. Como aquí también. Y no por eso deja de ser un país independiente. Con himno, escudo y bandera. El himno es una horterada, como casi todos los himnos. La letra dice menos tonterías que la del carillón de nuestro ayuntamiento (que sigue repitiendo cada hora lo de “borrachu m’acoste anoche, borrachu me llevanté”, toda una declaración de principios). La bandera se parece a la del Barça o a la del Levante. Y el escudo está lleno de águilas, como tantos otros. Y, sin falta de irse tan lejos, otros país independiente un poco mayor que Mieres es Andorra. Pero, como tiene tanta montaña, tiene pocos más que nuestros habitantes. Y un himno hortera que habla de Carlomagno. Además de bandera, escudo, traje regional y policía local ponemultas a destajo. Y como Ciudad del Vaticano, Liechtenstein y Andorra, también tenemos sin necesidad de salir de Europa otros países independientes como Mónaco o San Marino. El primero igual que nosotros, pero con playa y puerto. El segundo, igual de pequeño pero con castillo cuesta arriba.
Lo guapo de esta historia es mirar los resultados económicos de todos esos microestados. En plena crisis como estamos. San Marino es el que peor está. Pero hay que darse cuenta que está rodeado de italianos por todas partes y eso se pega. Como Ciudad del Vaticano, pero a ellos se les nota menos al ser una multinacional llena de sucursales en otros países. Pero la cuenta de resultados del resto está más que saneada. Liechtenstein a la cabeza. Mónaco siguiéndole de cerca. Andorra ahí se anda.
A lo largo de los últimos años los fui conociendo todos y en cada uno de ellos no deja de sorprenderme siempre lo mismo: qué bien se está en un país tan pequeño. Lo grande, llámese Asturies o España, acaba siendo demasiado grande y quedando todo demasiado lejos. Europa, en este contexto, es un monstruo. El negocio más boyante en todos esos países: auditor. Aquí, donde no hay perres, lo llamamos interventor. En la calle principal de Vaduz hay más letreros de Auditor que habitantes en todo el estado. Esa es la gran diferencia: un interventor gestiona misierias, un auditor mueve perres.