De pinchos
2011 / 11 / 09 - La Nueva España
Fue lo de los pinchos. Una guapa disculpa por dar una vuelta por sitios de Mieres que de otra forma ni entras. En algunos entras y ya no repites. Me pasó el año pasado. Me vuelve a pasar éste. En otros, todo lo contrario. No esperas gran cosa y te encuentras algo bueno. Ese es el encanto de la ruta. Al año que viene más. Tampoco está la economía como para hacerla completa. Algunos pinchos se merecían los dos euros y medio. Otros no. Para los que no lo merecían, dos euros y medio era una tomadura de pelo. Para los que lo merecían, dos euros y medio era un precio suficiente como para no animarse a muchos. Precio de San Sebastián. Y allí, si un pincho cuesta dos euros y medio y no merece la pena te sorprende. De todas formas, cuando ocurre, tienes en la barra otros, diferentes, donde escoger.
No sabría decir si este año hubo más sitios de pinchos que el año pasado. Eran bastantes. Y recorrí unos cuantos. A algunos llegué tarde. Otros no me apetecieron. De algunos repetí. Tengo hasta buen recuerdo de uno que no participaba, que también tenía pinchu y que estaba bien rico. La cantidad de sitios para tomar algo aumentó tanto esta última temporada que resultaba difícil saber si los tenías en el mapa de la ruta del pinchu.
Algo tendrá que ver la crisis con el hecho de que lo único que abran sean chigres. Unos se ponen de moda. Otros bajan. Da la sensación de que aquí hay gente para todos. Mieres siempre dio esa sensación a los de fuera. Los de casa sabemos que no todo el monte es orégano. Pero, como imagen pública, funciona. La Calle La Vega, la del Viciu, aumentó con la peatonalización de Jerónimo Ibrán. Aunque a esa parte la llaman la Calle la Crisis. Porque los viernes no se nota. Ni ningún día de la semana a poco que haga un rayín de sol. Bajó algo la Milla de Oro. Aunque ahora se la llama la Divina Comedia. Porque, como en la obra de Dante, tienes tres paradas: el Cielo, el Purgatorio y el Infierno. En el Cielo paran los angelitos de siempre. Y los aspirantes. Los más azulinos. En el Purgatorio los que estamos de tránsito. Y en el Infierno los que conspiran para derrocar el gobierno. Los más rojillos. Algunos sólo coloradinos. Los tres estaban en la ruta del pinchu. Un buen momento para comprobar que estas cosas funcionan. En Mieres organizas una jornadas del calamar rebozáu y funciona. Y del vino de Cangas y la gente lo bebe. Todo lo que sea comer y beber, funciona. No entiendo como en la parte de abajo del Ayuntamiento no ponen una sidrería. Con los policías locales echando sidra en vez de echando multas. Y con la zona azul convertida en zona roja. Con lucines y todo para dar ambiente. Y a la entrada un letrero que diga: “Mieres para picar”. Y que cada uno lo entienda como quiera.