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El último rincón de la vieja Europa

2011 / 10 / 01 - El Comercio

El último rincón de la vieja Europa

“Es sin duda el antiguo principado de Asturias una de las regiones más pintorescas de la Europa meridional, pudiendo asegurarse que compite, y no sin ventaja muchas veces, con la celebrada Suiza, así por la vario, quebrado y magestuoso de sus empinadas montañas, como por lo risueño y frondoso de sus angostos y torcidos valles. Hácese todavía más sensible esta comparación, cuando visitada la parte central, coronada de elevadísimos picos, cuyo grandioso y severo aspecto nos sobrecoge y admira a cada paso, nos dirigimos a las costas, que cerradas por altos montes, ofrecen difícil entrada en sus caprichosas quebraduras a las olas del atlántico, formando de continuo tranquilos y anchurosos lagos, donde ora se refleja la solitaria y monumental iglesia del Concejo, ora se retrata el modesto y característico horreo de la aldea, ora en fin se dibuja la moderna y pretenciosa alquería del novísimo americano”.

Con estas palabras del prólogo de “Romanzen Asturiens aus dem Volksmunde zum ersten Mal Gesammelt und herausgeben”, de José Amador de los Ríos, que cumple este año siglo y medio de su publicación en Berlín dentro de Jahrbuch für Romanische und Englische Literatur y en España dentro de de la Revista Ibérica de Ciencias, Política, Literatura, Artes e Instrucción Pública. Un trabajo con el que se inician las publicaciones relacionadas con el folklore de Asturies, tras el breve contenido de la Carta a Pons de Jovellanos en que se hablaba de las romerías asturianas.

Asturies aparece, a partir de las palabras introductorias del prólogo, como un paraíso para la recuperación de los romances, cantos y músicas folklóricas, ya que su particular orografía los ha confinado y alejado de las influencias foráneas. Unas influencias que, no obstante, no deja de ir constatando, de manera particular los pliegos de cordel que las imprentas de Valladolid hacen llegar con la prensa escrita y que, los ciegos principalmente, acaban vendiendo por las plazas públicas y fiestas populares. De forma que, a partir de este dato, da fecha de entrada a muchos romances castellanos modernos que a partir de este momento empiezan a introducirse en los ramos y danzas que se cantan a los santos y la Virgen. Algo que ha llegado hasta nuestros días como un hecho consumado y que forma parte del legado rescatado por los grupos de recuperación folklórica de los años setenta y ochenta del siglo pasado.

Romances religiosos como “La romera” y “La peregrina”, históricos como el “Romance de Don Bueso”, el “Romance de Venturina”, “Delgadina”, “La princesa Alexendra”, “El galán d’esta villa” o caballerescos como el “Romance de Gerineldo”, dan muestra de su origen, como también de la influencia de la lengua asturiana sobre ellos por el hecho de ser recogidos en pueblos del oriente y el occidente de Asturies. Un hecho que, poco tiempo más tarde, por desinterés de los propios recopiladores, se pierde, recogiéndose en la mayor parte de los casos una versión ortográficamente castellana.

Uno de los ejemplos más extendidos es el del romance que, indica el autor, acompaña principalmente la danza prima, “El galán d’esta villa”, que cuenta con versos en asturiano que casi exclusivamente se conservaron de manera tradicional en la versión que se interpreta ante la foguera de San Xuan en la villa de Mieres del Camín la noche del 23 al 24 de junio.

José Amador de los Ríos y Serrano había nacido en Baena, Jaen, en 1818, y fue a lo largo del siglo XIX uno de los más reconocidos historiadores, crítico literario y arqueólogo español. Como catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid fue profesor de Leopoldo Alas “Clarín” y de Marcelino Menéndez Pelayo.

En 1948 publica Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España, que es traducida a varios idiomas y por la que es nombrado académico de número de la Real Academia de la Historia. En 1861, año de la publicación de su pequeño trabajo sobre el romancero asturiano, publicó el primer volumen de su Historia crítica de la literatura española, de la que saldrán siete volúmenes.Ciento cincuenta años más tarde no es mal momento para recapitular sobre las diferentes recopilaciones y trabajos llevados a cabo sobre nuestra música y cantares populares. Sobre todo para hacerlo desde un punto de vista crítica, algo que se está viendo cada vez más necesario para entender lo que para algunos fue el último rincón de la vieja Europa y para otros una provincia más al norte de España.




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