La noche en que el folk sacó a la gente a bailar
2011 / 07 / 30 - El Comercio
La madrugada de un lunes no era la mejor hora para un concierto. Ni tampoco acompañó el tiempo que llevaba apuntando lluvia desde media tarde y a partir de medianoche fue dejando caer las primeras gotas de orbayu. Pero eran las fiestas de Santiago de Sama y el lunes era festivo. La cita del concierto era en el parque Dorado y bajo carpa. De ahí que, a pesar de todo, estuviera hasta la bandera.
Las horas previas una serie de bandas de gaita hicieron una campaña de marketing de producto anunciando el concierto a base de pasacalles por Sama. Luego, a medianoche, se concentraron bajo la carpa y dieron un pequeño concierto para ir abriendo boca. Al final, a eso de la una, la gente tenía gana de ver a las grandes estrellas del día, los componentes del grupo Duerna. Cuando subieron al escenario ya tenían a la mayor parte del público ganado. Después sólo tuvieron que hacer aquello a lo que habían venido.
Hace escasas fechas presentaban a los medios de comunicación su primer trabajo discográfico, Manca la maera. Una apuesta diferente por un folk cercano a un público necesitado de música de baile y ganas de pasárselo bien. Un repertorio integrado por coplas picantes, bailes a lo suelto y a lo agarrao, danzas colectivas y canciones para corear.
Conocedores de la necesidad de acercarse a un público ya de por sí bastante alejado de los productos musicales asturianos, apostaron por una campaña amplia en la que hubo ruedas de prensa, presentaciones en directo, elaboración de un videoclip y, sobre todo, mucho boca a boca a través de los nuevos medios que permite internet. La prueba de su éxito la tuvimos en su concierto en las fiestas de Sama. Estaban en casa. Pero nadie olvida que esto es un mérito, el de ser profetas en su tierra.
En el disco encontramos diferentes apuestas musicales. Que se suman. Que sorprenden. Que pretenden hacernos saber desde el primer momento que estamos ante una formación de larga duración que pretende hacerse un hueco dentro de la música asturiana a la manera en que lo consiguieron otras grandes estrellas de nuestro folk. Sin renegar, para ello, de una comercialidad necesaria que hace en todo momento que su repertorio sea reconocido como propio por su público.
Hay canciones que suenan a Nuberu, al Víctor Manuel más ligado a nuestra tradición, al Carlos Rubiera que consigue que todos cantemos “La Capitana”, al Vicente Díaz más alejado del chunda chunda. De manera que, más allá de todos ellos, Duerna consigue tener una extraña personalidad a partir de éste, su primer disco. Algo que ya habían apuntado en su CD de avanzadilla con cuatro temas titulado Dende’l chigre. Un acercamiento a la esencia del práu que apuntaron desde un primer momento en sus conciertos y que volvieron a reivindicar en la primera ocasión que tuvieron con la presentación del videoclip. De título ya de por sí suficientemente explícito de Fiestes de práu.
El disco tiene un poco de todo ello. El grupo al cien por cien con canciones tan comerciales como “El mineru” (que ya venía de su anterior avance) o, sobre todo, la “Danza”. Apostando, igualmente, en la misma línea por composiciones como “Fiestes de práu”, al lado de piezas tan reconocibles como la “Suelta y lixera”, los “Valsiaos” y “Muñeires”, que animan desde el primer momento a mover los pies.Fue lo que hizo el público que abarrotaba la carpa del parque Dorado de Sama. Hubo que animarlos. Lo hicieron, a la llamada del gaiteru Pablo Carrera, los componentes del grupo Estefanía Moro y Andrés Martínez. Tras ellos los miembros de las diferentes formaciones de baile de Llangréu, a los que se fueron uniendo parejas de toda clase entre el público, tomaron el frontal del escenario y lo convirtieron en una fiesta. Una fiesta de práu.
A la música se unen las voces de Pedro Pablo Iglesias, que también toca la guitarra y la armónica, de la citada Estefanía Moro, que también está a cargo de las percusiones, y del propio gaiteru Pablo Carrera, que ejerce sobre el escenario de presentador, comentarista, monologuista y animador.
Desde hace un par de años cada vez voy advirtiendo más en los conciertos de grupos folk la necesidad que tiene el público a sumarse a la música que está sonando por medio del baile. No estoy hablando de los saltiquinos, blincos epilépticos y emburriones propios de altas horas de la madrugada que se suceden en el cierre de las noches celtas a base de ska y rock radikal. Estoy hablando de baile y danza propios, con sus partes, sus pasos, su cadencia, su orden y sus errores. La naturalidad de lo cotidano correspondiendo a una música que se siente como propia.
Duerna presenta su primer disco y se mete en el estudio de grabación para sacar el segundo antes de que finalice el año. Es parte del premio de haberse alzado con el primer puesto del festival folk de Cantabria “Escenariu Práu”. Hablaremos, pues, de ellos de nuevo a finales de año. Sino es que antes nos deparan alguna nueva sorpresa. Que harán por ello.