Capital Cultural Europea
2011 / 07 / 05 - La Nueva España
Vine a Donostia a celebrar su nombramiento como Capital Cultural Europea. Para dentro de unos cuantos años. Tantos que, para entonces, nadie se acordará de la polémica suscitada en estos días por los alcaldes de Zaragoza y Córdoba. Y a la que se apuntó, con menos sentido si cabe que los anteriores, el alcalde de Uviéu. La envidia que siempre es mala consejera. Además de ser un pecado capital.
Cuando se apuntó Uviéu a esta historia, comenté que tendríamos más posibilidades si presentásemos la candidatura de Mieres del Camín. No era ninguna broma. Pero en la capital les pareció bastante mal a algunos de los organizadores del evento. Máxime cuando comenté que, si ya de por sí tenía pocas posibilidades, dejar el proyecto en manos de la Fundación Gustavo Bueno era como querer perder de todas todas. No era una crítica, sino un sarcasmo. El tiempo puso las cosas en su sitio.
La decisión final en una historia como ésta radica en muchas cosas. Pero hay alguna previa que es evidente. Es la misma historia del rape y del pixín. Si tienes un restaurante en Lluanco y pones en la carta que tienes rape todos tus comensales sabrán que lo has comprado en el Alimerka. Si pones pixín, por una lógica extraña, sabrán con idéntica certeza que es recién pescado. Y el pescado es el mismo. En marketing turístico deben de tenerse siempre en cuenta estos intangibles. La candidatura Donostia/San Sebastián los presentaba. La candidatura Oviedo, no. Por algo fundamental, porque se olvidó de Uviéu. Y les pasó lo que al pixín: en la tierra del pixín intentaron vender rape. La candidatura tendría que haber sido Oviedo/Uviéu. Pero aún no se han dado cuenta. Ni lo intentes. Es perder tiempo y champú. Como lavarle la cabeza a un burro.
Donostia luce magnífica esta mañana. La playa hasta arriba. Las terrazas llenas. Los pinchos espléndidos. Visito la feria del libro. Cerca del cincuenta por ciento de la producción expuesta está en euskera. Algo impensable en LibrOviedo. Empezando por el nombre. El ayuntamiento, sobre La Concha, luce una bandera de España. Una sola bandera. Ni siquiera la propia de Donostia. Tampoco la de Euskadi. La ley no debe decir nada al respecto más que sobre la de España. No sé si dirá algo también del retrato del rey. Ya se lo ventilaron del salón de plenos. No veo que nadie lo eche en falta en esta mañana soleada. Son más representativos para la cultura de este pueblo la playa, las terrazas, los pinchos y su feria del libro. Los reyes del siglo pasado, y los mismísimos Franco y La Collares, veraneaban en San Sebastián. Una historia a la que se ha pasado página. Esto es Europa. Ahora más que nunca.