La música española que cambió Egipto
2011 / 03 / 05 - El Comercio
El 3 de febrero de 1975 moría en El Cairo la cantante Oum Kalsoum. A su entierro asistieron cuatro millones de personas. En un momento del cortejo fúnebre, el gentío se apoderó del féretro y los llevó en volandas hasta la mezquita preferida de la cantante. Poco después su cadáver fue liberado y enterrado con honores de Jefe de Estado en la Ciudad de los Muertos. Su muerte provocó una ola impresionante de suicidios y enormes expresiones de histeria colectiva.
Se considera que Oum Kalsoum lleva vendido más de doscientos millones de discos. Este pasado año 2010, a pesar de las descargas de internet y del tiempo transcurrido tras su muerte, alcanzó la cifra de un millón de discos. Sólo una estrella del pop moderno como Shakira alcanza esas cifras. Casualmente, Shakira es quien incorpora en uno de sus temas más conocidos, “Ojos así”, la melodía de una de las canciones más famosas de Oum Kalsoum, “Enta Omri” (“Tu eres mi vida”).
En estos momentos en que las melodías de Oum Kalsoum vuelven a movilizar a los egipcios en la plaza Tahrir, la fuerza de su música regresa al primer plano de la actualidad. Máxime en un momento en que la mujer está luchando por la igualdad en los paises árabes, Egipto a la cabeza. Lo más sorprende de la música de Oum Kalsoum, junto con la de otros músicos y cantantes egipcios de esa época y posteriores, es la influencia occidental en sus arreglos y, de manera especial, el empleo de la cadencia española o andaluza en sus armonizaciones. Una suerte de acercamiento al canon establecido en el tiempo a los arreglos de copla española que, junto con las melodías vocales árabes, convirtieron al nuevo género en un éxito rotundo. Al que también contribuyó el acompañamiento de instrumentos occidentales de orquesta, al lado de los instrumentos de corte más tradicional, en una especie de fusión que se convirtió inmediatamente en una referencia para toda la música del ámbito árabe.
Las canciones de Oum Kalsoum retransmitidas en directo a través de la radio todos los primeros jueves de cada mes, paralizaban el país. Con ellas en la boca el pueblo egipcio consiguió liberarse del colonialismo y, aprovechándose de la circunstancia, el primer presidente de la nueva república, Gamal Abdel Nasser, retransmitía sus discursos políticos por la radio al final de estas intervenciones.
La temática de sus canciones, como las de la copla española, tocaban temas tan universales como el amor y el desamor. Con una notable diferencia musical: la mayor parte de ellas tenían una duración sin interrupción de más de una hora. Un concierto suyo, con dos o tres canciones, podría llegar a durar de tres a seis horas. Sólo al final de su vida, con la salud deteriorada, sus canciones y conciertos empezaron a acortarse, pero siempre el límite de duración no solía bajar de las dos horas.
La cadencia andaluza o española es una progresión armónica comprendida por cuatro acordes, que data del Renacimiento, pero que es muy frecuente en el flamenco y en otros folklores tradicionales españoles. Muchas melodías de copla se construyeron sobre su estructura, imprimiéndole un acento español. De ahí influyó en otras músicas, especialmente mediterráneas, de manera que se incorporó a la música egipcia de los años cuarenta y cincuenta tomando carta de identidad propia. No obstante, a una cantante como Oum Kalsoum siempre se la consideró un gran intérprete de música española. Entendiendo como tal las canciones del nuevo género que ella representaba y que, principalmente a través de ella, se extendió desde el Oriente Medio hasta el Magreb.
Con todo ello, la estructura de las canciones de Oum Kalsoum se convirtieron en una estándar para muchos otros intérpretes. Así, toda una serie de pasos vocales largos, ligados entre sí por interludios musicales de orquesta, más cortos, fueron su seña de identidad. De forma que la duración de las canciones, una vez interpretadas en directo, nunca era igual. Su depurada técnica de improvisación, las alteraciones que producían su determinado grado de énfasis y la intensidad emotiva de sus interpretaciones, hacían que temas como el citado “Enta Onri” pasaran de los sesenta minutos grabados a las dos horas del directo.
Con una de sus canciones las tropas sublevadas de Nasser tomaron el poder en Egipto y entraron triunfantes en El Cairo. No es de extrañar que más de cincuenta años más tarde, el pueblo egipcio haya vuelto a tirar de las viejas melodías, y de su reinterpretación a cargo de las nuevas voces, para sublevarse contra Hosni Mubarak. Sus canciones volvieron a servir para mecer los sueños de una nueva generación.