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Camín de Ambás

2011 / 04 / 22 - El Comercio

Camín de Ambás

A lugares como Peñaparda, Navasfrías, La Alberguería de Argañán o La Puebla de Azaba sólo llegas si vas a ellos. Hace tiempo que quedaron fuera a desmano de todas las rutas habituales de paso. Quedan en el sur de Salamanca, pero todavía los pastores muy mayores de Babia, Somiedo y Teberga hasta hace unos años sabían y hablaban de sus puertos y se acordaban de muchas de las canciones que habían aprendido durante la estancia del ganado.

La relación entonces era estrecha, a pesar de la distancia. Todos los años, con el cambio de estación, el norte y el sur volvían a cruzarse. La música era común, los bailes eran los mismos, las canciones se cantaban a muchas voces. Tras la guerra civil esta historia de la trashumancia se fue perdiendo. Cada vez más rápidamente.

Hace escasas fechas, en su última temporada en antena en la TPA, el programa Camín de cantares visitó Peñaranda. Aquí todos los programas de sus ocho temporadas y cuatro años de emisión tuvieron una gran repercusión. Allí la presencia de Xosé Ambás, presentador del programa, fue una verdadera revolución.

La misma que en fechas anteriores, en otras temporadas y otros programas, significó su presencia en Miranda del Douru, en tantos lugares de Zamora y en algunos más de León. Recuerdo especialmente su paso por Corporales. Un lugar que conozco desde hace muchos años, en la Cabreira Alta leonesa, y que siempre sentí muy próximo a Asturies. El programa de Camín de cantares –que cualquiera con escasos conocimientos de informática puede encontrar en Youtube-, fue una verdadera preciosidad. Para sus propios habitantes. Para todos nosotros.

Esta historia comienza en el año 2007. De la mano del director Ramón Lluís Banda, Xosé Ambás se convierte, a través de la primera temporada de Camín de cantares, en una estrella mediática. Un éxito que venía precedido del éxito obtenido por otros programas de similares características en otras televisiones. A todos nos viene a la cabeza el legendario Raíces, dirigido por Carlos Serrano, y, más cercano a nosotros, Canción Asturiana, dirigido por Carlos Jeannot.

Pero, un éxito que viene marcado por una serie de diferencias interesantes de señalar. La primera clave del éxito es que la gente se ve reflejada en el programa a través de las personas entrevistadas, por el hecho de pertenecer a esa cultura rural que muestra o por provenir directamente de ella. Como también, por el hecho de reflejar su propia lengua.

Este último hecho, que parece tan normal, en verdad fue un cambio radical. En Asturies, por vez primera, un folclorista –en este caso en las funciones de presentador- se dirigía a sus entrevistados en su propia lengua. Con lo que la entrevista no sólo ganaba en naturalidad, sino también en verismo. La gente se cree al que habla porque entendía su lengua.

Al que habría que añadir un hecho de mayor trascendencia. Cada informante entrevistado habló en su variante dialectal. Algo que no gustó al asturianismo más radical, que vio en el programa una defensa de los bables. Pero algo que, más allá de las posturas más irracionales, demostró que se podía entender todo el mundo, de una parte a otra de Asturies, hablando en cualquiera de sus variantes, por el simple hecho de estar, por encima de todo, hablando una lengua común.

El primer programa arrancó con una entrevista a Pepa la Murias. La estructura se mantuvo a lo largo del más de centenar de emisiones. Un recorrido por el camín con el personaje. Unas canciones en el llar. Y, para finalizar, una reelaboración desde el folk de alguno de los temas vistos y oídos en el programa.

El éxito del programa fue tal que, sobre todo durante las dos primeras temporadas, se crearon personajes populares a partir de sus protagonistas. Todos recordamos a La Marquesina y a Samba. Un hecho puntual que hablaba mucho del enorme éxito que el programa estaba alcanzando. Pero, con el tiempo, el original fue devorando a sus imitadores.

Así, Camín de cantares, cerró su última emisión hace escasas fechas con una entrevista a Nemesio’l de Torrestío. Continuando con el suficiente nivel de audiencia como para plantearse una continuación sobre la que ya se está trabajando. Posiblemente llamada de nuevo Camín de cantares. Pero, abarcando nuevos contenidos y acercándose a otros aspectos de la cultura tradicional no tocados hasta el momento.

Camín de cantares sirvió para dar a conocer una cultura que seguía viva, una lengua que era de uso y una música que servía para comunicar a una generación muy mayor con otra muy joven. Sirvió también para devolver al pueblo asturiano un patrimonio que siempre fue suyo y que, hasta que un programa de estas características lo difundió, permanecía desperdigado –cuando no guardado bajo llave- por diferentes archivos.

El público queda a la espera de una nueva edición. Como también de la edición en formato DVD de sus capítulos. Sólo hay que ver el número de repeticiones que tienen los programas en Youtube para darse cuenta de que se trata de un producto rentable. El éxito de las pequeñas cosas. Bien hechas.




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