Canta y no llores

2011 / 02 / 12 - El Comercio

En un año de escasez de producciones como el pasado 2010, el Auditoriu Teodoro Cuesta de Mieres volverá a recibir una vez más a los finalistas del Premiu al Meyor Cantar. Y, una vez más, como ya venía ocurriendo en las últimas ediciones, el jurado nombrado para la ocasión optó por canciones del ámbito del pop-folk y del ska de formaciones asturianas, con el propósito –comentado en la rueda de prensa de presentación de los candidatos- de promocionarlas.

Los cinco grupo finalistas fueron: Blima, Corquiéu, Verdasca, Fala Non Caduca y Skama la Rede. Los tres primeros de extracción folk, pero con canciones de armonías descaradamente poperas, y los dos últimos, dándole una vuelta más al sonido propio de última hora de las noches celtas.

De todo ello, la apuesta por el pop me sigue pareciendo la más interesante, por la simple razón de que estamos hablando del sonido más reconocible por el mercado y, en el sentido de una apuesta decidida por abrirse al mercado, esta sería una de las direcciones más seguras. Corquiéu lleva haciéndolo más tiempo que ninguno, con la clara voz identificativa de Gema García. Los doce temas propios de su disco anterior Salia, de hace cinco años, apuntaban muy positivamente en esa dirección.

A este premio opta Corquiéu con su tema “Alma balera”, escrita por Xandru Martino y musicada por el propio grupo. En su línea, con la voz como principal recurso de la canción, un hecho por el que eran bien identificativos y por el que ahora apuestan descaradamente otras formaciones –como es el caso de Blima y Verdasca- y que habían desatendido por completo otros grupos folk anteriores.La apuesta de un pop más cercano al folk la avanzaba Verdasca en su primer sencillo promocional. “Entre ríos y entre soutos”, canción en la fala de la franja entre el Navia y el Eo, tiene de vez en cuando en sus pasajes musicales un recuerdo a su pasado folk, para volver en sus armonías vocales a estructuras más actuales nada vinculadas a la tradición. La voz de Marina Pangua, como en el caso citado anteriormente de Corquieú, vuelve a ser claramente identificativa del sonido del grupo.

Lo que se hace aún más evidente en un grupo como Blima donde la voz de Mapi Quintana se convierte en un espectáculo en sí misma. “Señaldá”, letra y música del acordeonista de la formación, bebe de las mismas fuentes que los dos grupos citados anteriormente y apuesta descaradamente, rompiendo con la línea marcada en su disco anterior, por la presencia de la voz. En este sentido, la de una de las voces más reconocibles del panorama asturiano.

En la música asturiana en general la importancia de las buenas y grandes voces siempre fue muy carácterística. Ocurre en otros grandes folklores vocales, como el portugués –con el fado-, el andaluz –con el flamenco- o el aragonés –con el fado-. Por no salirnos de la península. Pero que igualmente se advierte en las tradiciones vocales del sur de Italia, del norte de Turquía o de Inglaterra, Escocia e Irlanda.

En Asturies, la mayor parte de las formaciones folk se habían caracterizado por un abandono intencionado de la voz frente a una apuesta –necesidad- de acercamiento a un sonido atlántico. Sin advertir que una de las características más definitorias de ese sonido atlántico eran sus voces. Sin darse cuenta que para pretender ser un grupo de folk asturiano tenían que ser, en primer lugar, reconocidos como tal en tu propia tierra. Y, para ello, siempre se echaron en falta las grandes voces al lado de los grandes músicos, propias de su tradición.

Recuperando el tiempo perdido, bienvenidas sean las apuestas de voz de estas tres formaciones. Y, a su lado, las más rítmicas de Fala Non Caduca, con “Sele sound system”, y Skama la Rede, con “Condenáu”, que cuentan con su propio público y una línea marcada desde hace tiempo.

El concierto en directo del día 19 de febero, a partir de las siete de la tarde desde el Auditoriu Teodoro Cuesta de Mieres, será un buen momento para asistir a este pulso entre las nuevas voces que definen el sonido del pop-folk asturiano.