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Maquiavelo

2011 / 02 / 13 - La Nueva España

Maquiavelo

Si algo puede salir mal, saldrá mal: Ley de Murphy. Que dice en verdad que la tostada siempre se cae por el lado de la mantequilla. Aunque a mi, esta mañana, tres veces que se me cayó la tostada, las tres lo hizo por el lado del pan. En política, los catastrofistas, creen a pies juntillas en la exactitud de esta Ley. Para el caso de Haití, que si se presenta a las elecciones el anormal de Baby Doc, el hijo del asesino Papa Doc, las gana. Para el caso de Ponferrada, que si se presenta Ismael Álvarez, el ex alcalde condenado en 2002 por acoso sexual a la concejala Nevenka Fernández, también las gana. Es lo que tiene la democracia, que gente así siempre encuentra gente que los vote. Puede no gustarte. Pero es lo que hay. Por muy impresentable que sea el nuevo candidato, siempre va a encontrar una corte de los milagros que lo aplaudan y una cohorte de legionarios que lo secunden.

Nicolás Maquiavelo lo dejó perfectamente expresado en su ensayo El Príncipe, cuando dice: “Los hombres son tan ingenuos, y responden tanto a la necesidad del momento, que quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar”. Yo tengo la edición de este libro comentada por Napoleón Bonaparte. Su apunte bajo estas líneas es aún más demoledor: “Mentís atrevidamente: el mundo está compuesto de necios. Entre la multitud esencialmente crédula se contarán poquísimas gentes que duden, y ellas no atreverán a decirlo”. Maquiavelo escribió este libro en 1513. Trescientos años más tarde lo comentó Napoleón. Seguimos comprobando quinientos años más tarde que las cosas han variado poco.

En sus memorias, Augusto Pinochet habla de un encuentro con Franco en el que le preguntó cómo había hecho para mantenerse tanto tiempo en el poder, a lo que le contestó queriendo hacer una gracia: “Pues, mira, Augusto, es muy fácil: lo que yo he hecho es rodearme de gente totalmente estúpida, tan, tan estúpida, que ni siquiera se les ocurre echarme”. Augusto cuenta que varios ministros presentes le rieron la gracia.

De forma intencionada no he hablado de Asturies ni de les cuenques ni de Mieres en este artículo. Y no porque tenga intención de que esto sea una parábola. Sino porque, diga lo que diga, alguien me va a comentar convencido: “Siempre te metes con los mismos”. Lo que es evidente. En palabras de Maquiavelo, los ingenuos. En las de Napoleón, los necios. En las de Franco, los estúpidos. O sea, los que hacen que se cumpla la Ley de Murphy.

Podría haber hablado de Berlusconi. De los que votan a Berlusconi. De las que votan a un tipo como Berlusconi. Pero Italia es un modelo del que no andamos tan lejos. Esto sí que es una parábola: la de la paja en el ojo ajeno.




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