De Red Hot Chili Peppers a Verde Cannaia
2011 / 01 / 22 - El Comercio
Nunca supe cómo llegó a casa el disco The Uplift Mofo Party Plan de los Red Hot Chili Peppers. Supongo que a través de uno de mis hermanos. Pero llegó para quedarse. Su Behind the sun sigue siendo para mi la banda sonora de aquellos mediados de los ochenta en los que la mayor parte de la música que sonaba eran subproductos de la sobredimensionada movida madrileña.
Aquel modelo de pop con toques funkys contó con muchos practicantes –no seguidores estrictos- en España. Desde Radio Futura hasta Fito y los Fitipaldis. Y llegó para quedarse. Vendido como rock latino, en el caso de Radio Futura, o como funky flamenco, si se habla de Macaco, por poner otro ejemplo. Pero no estamos más que hablando de música comercial que nace con el propósito perfectamente definido de serlo.
La primera noticia que me llega del grupo Verde Cannaia es a través de la prensa, hacia el 2007, con motivo de su victoria en el Concurso de Rock “Ciudá d’Uviéu”. Apenas unas líneas. Como corresponde a un premio al que apenas se le da importancia. Como corresponde a una música que apenas cuenta, sino cuando vende miles o millones de discos.
La noticia me interesó porque alguien del grupo declaraba, a la aguda pregunta periodística de qué tipo de música hacían, que pretendían hacer música comercial. Me gustó la sinceridad. Todos lo intentan. Pero apenas nadie lo reconoce abiertamente. Y mucho menos con tan pocos años como parecían tener los componentes de Verde Cannaia.
No escuchando más música pop que la que malamente se abre paso alguna vez a través de mi Spotify, me hizo llegar su último disco su representante esta misma semana. No porque hubiese pensado que iba a gustarme. Un esfuerzo más de promoción. Algo también extraño en los grupos asturianos, poco dados a dar a conocer sus propios trabajos, como si por ciencia infusa los sufridos espectadores tuviéramos que dar con ellos, como si fuese absolutamente imperdonable que no los conociéramos.
Apenas sé más de Verde Cannaia que lo que he podido ir sintiendo a través de su CD Aprender a comer. A veces es bueno no saber nada. Música comercial, bien tocada, que nace para permanecer más allá de los círculos de amigos. Canciones que van creciendo según avanza el disco. Un fenómeno sorprendente. Como si de un juego se tratase, las canciones múltiplos de tres son las que más me acercan a su personalidad.
Y, con diferencia, la que más me gusta y me sorprende del disco es la que se esconde como un bonus track, unos segundo después de finalizada la titulada Jornada partida, dejando correr el disco hasta llegar a ella. Impresionante, gamberra, chocante, salpimentada, a la vieja usanza de los grandes éxitos del pop.
Aprender a comer pudo grabarse gracias al dinero conseguido con el último premio logrado por el grupo en el Festival Derrame Rock 2010 organizado por 40 Principales y el Instituto Asturiano de la Juventud. Nueve canciones más una llenas de historias cotidianas y de vivencias personales. El videoclip elaborado a partir de la canción Casi gris se encuentra colgado en suficientes partes de internet como para que sea una buena carta de presentación del grupo en este momento.