10 años 10 discos 10 apuestas por el cambios
2010 / 12 / 25 - El Comercio
Finaliza la primera década del siglo XXI con el pleno convencimiento de que el cambio generacional se ha llevado a cabo en el ámbito de la canción asturiana. Esto no hubiese sido posible sin que una serie de voces y una serie de discos, que fueron editándose a lo largo de estos diez años, hubiesen asentado estas señales de cambio y se hubiesen convertido en una referencia para toda una generación.
Con todo, más allá de estos discos que marcan el cambio generacional existen otros que no reniegan del valor de los clásicos. Discos como los de Gerardo Orviz, con más de setenta años y en pleno proceso productivo. Discos como el que recupera una voz clásica como la de Arsenio Fernández Pérez “El Polenchu”. O discos que recuerdan constantemente el valor de las voces de siempre y del repertorio obligado, como los de Sergio Agüeros, Rogelio Suárez, María Sánchez, Celestino Rozada, José Antonio González, José Manuel Robledo y tantos otros.
Resumir en diez discos la historia de este cambio generacional y de este cambio en la visión de la canción asturiana, es arriesgado. No estarán todos los que son, pero sin duda son todos los que están.
También pueden servir de ejemplo para acercarse a la evolución de un género que en estos diez años fue capaz de amoldarse al nuevo siglo y nuevo milenio. Un género muy identificativo de Asturies y, por ello, absolutamente necesario para entender la música asturiana en su conjunto.
Estas son las diez propuestas. No exclusivas. Cada uno puede añadir o quitar para hacer sus propias diez.
1En primer lugar cabe señalar Onde la ñublina posa, de Mariluz Cristóbal Caunedo, editado en 2001. Una voz de referencia que a llevó a los músicos del folk asturiano a acompañarla en las piezas más tradicionales. Este disco sigue siendo el clásico por excelencia de esta década.
2La antología La tonada de la mina, es la segunda cita obligada, editado en 2002. En él aparecieron antologados jóvenes cantantes como Anabel Santiago, Liliana Castañón, Rosario González o Urbano Prieto, que avanzaban ya el cambio generacional.
3En 2003 apareció el disco Cuatro Ases de la Toná, del que respondían Jorge Tuya, Ismael Tomás, José Manuel Collado y Che de Cabaños. Voces, igualmente de referencia de los años anteriores, que buscaban hacerse un lugar en estos tiempos de cambio, con un disco bien producido y mejor interpretado.
4En mujer, junto a Mariluz Cristobal, también es voz de referencia Rosario González y así lo demostró en De L.laciana vengo, un disco absolutamente clásico, sin apenas concesiones, del año 2004. Cantares de siempre en las versiones de siempre, con la grandeza y la serenidad de una voz adulta.
5Ese mismo año y también mujer, pero en la raya de los veinte años, Liliana Castañón presentó Nel café de la esquina, una apuesta comercial que acercaba la tonada asturiana a públicos más amplios, sin olvidar por ellos la línea de las composiciones clásicas.
6La sexta propuesta discográfica llegó en año 2005 bajo el título Anabel Santiago canta a Diamantina Rodríguez, junto al disco de Mariluz Cristobal otra de las referencias obligadas de la década. Anabel Santiago regresaba a sus orígenes de una forma brillante, un paréntesis en sus incursiones en el pop.
7En 2007 Carlos Rubiera, la voz más representativa de la canción de autor asturiana de los años setenta y ochenta, publicó Asturianaes. Los tiempos están cambiando y, a la manera de Bruce Springteen en el folk o de Enrique Morente en el flamenco, sabe regresar a sus orígenes.
8El asentamiento de la nueva generación en los grandes escenarios llegó de la mano de Marisa Valle Roso, alzándose campeona de los principales concursos con apenas veinte años. Junto a su hermano mostró su arte en 2008 en Un pasu más.
9También en ese años, el mundo del folk y la canción asturiana, siempre tan distantes, volvieron a darse la mano en Trad.ye, de Héctor Braga. Siguiendo un camino inverso: en esta ocasión era el folk quien se acercaba a la tonada. Para quedarse.
10El décimo disco llegó en 2009 en la voz de Mapi Quintana, El sonar de les semeyes. Una cantante de jazz que se atreve a utilizar el registro de la tonada para hacer cosas nuevas. Un buen ejemplo de hacia dónde van los nuevos tiempos.
Sin duda, diez discos no son suficientes para entender esta década pasada. Pero pueden dar las claves para acercarse a ella.