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Los mandamientos del vino de Cangas

2010 / 10 / 16 - El Comercio

Los mandamientos del vino de Cangas

En el año 1796 el ilustre gijonés Gaspar Melchor de Xovellanos visitó Cangas del Narcea con el propósito de conocer el trabajo de la vendimia. Se trataba de una actividad que se llevaba a cabo en otras zonas de Asturies, pero en ninguna tenía la implantación de la Tierra de Cangas.

Salió de Xixón el último día del mes de septiembre camino de Uviéu para, desde allí, dirigirse a Salas y Tinéu. Cuando alcanzó las aguas del Narcea, todavía a una legua larga de la villa, lo esperaban sus amigos, quienes lo llevaban invitando desde hacía tiempo a la fiesta de la vendimia.

A partir de ese momento Xovellanos describe en sus Diarios que se encuentra con una fiesta continua donde lo de menos va a ser la xera de la vendimia, aunque por supuesto también le tocará trabajar en ella. Pero, advierte, que toda disculpa es buena en Cangas para montar una fiesta. Así, Xovellanos se deja llevar por aquel ímpetu juvenil, aquella alegría que llenaba las plazas y las calles de la villa. En mitad de la fiesta llegó a Cangas la noticia desde Uviéu de que España acababa de declarar la guerra a Inglaterra.

Con todo, Xovellanos va a seguir de fiesta durante ocho días. Como dejará escrito más adelante, el trabajo y la fiesta de la vendimia no podían detenerse por algo tan vulgar y mundano como una guerra. Sobre todo en este caso en que, Xovellanos, reputado afrancesado además de gran amante de las costumbres ingleses y buen conocedor de su idioma, no entendía el alcance y significado de esta guerra.

La fiesta, pues, continuó. Este es el espíritu que sigue moviendo la fiesta de la vendimia de la Tierra de Cangas, en la que pueden degustarse los vinos que se producen en los concejos de Ayande, Grandas, Eilao, Pezós, Ibias y la propia Cangas.

Lo expresa perfectamente uno de los cantares tradicionales que se sigue entonando a ambos lados de la cordillera y que describe la importancia del vino en la cultura tradicional de esta tierra:

Si me dieran a escoyer ente esmeraldas ya perlas escoyería un racimu con uvas blancas ya negras.

Y el estribillo repite, estrofa tras estrofa, insisténtemente lo que son los Mandamientos del Vino:

Primeiru: amar el dineiru. Segundu: amar a esti mundu. Terceiru: comer cordeiru. Y cuartu: quedar bien fartu. Quintu: beber blancu o tintu. Sestu: facer casu d’estu. El sétimu mandamientu outru día vos lu cuento. Tolos mandamientos enciérrense en dos: el blancu tá bonu ya’l tintu meyor”.

Este fin de semana pasado fue la Fiesta de la Vendimia y éste en el que estamos comenzarás las diferentes vendimias por los pueblos. De este modo, el espíritu festivo que nace del hecho de festejar el inicio de la recogida y no el fin de ella, impregna el trabajo. Algunas de las vendimias más conocidas son una verdadera fiesta en la que se celebra el trabajo y la buena cosecha.

Con motivo de la fiesta se reunieron en el Teatro Toreno de la villa un buen grupo de cantadores de tonada. Algunos, como Antón Álvarez, Chicote, no sólo con un repertorio impresionante relacionado con la vendimia sino también con una voz que lo lleva a animarse con las grandes tonadas del repertorio central.

El popular Antón Chicote obtuvo el pasado año la medalla de oro del concurso de vinos del noroccidente de España, en concreto con el caldo denominado Joven Penderuyos Selección 2009, en la categoría de vinos jóvenes sin madera, en el tradicional concurso organizado por el Ayuntamiento de Ponferrada.

Al lado de este amplio folklore relacionado con el vino, Cangas siempre ofrece la oportunidad de advertir la especial importancia que tiene el son d’arriba en la estructuración de las relaciones. Este baiḷḷe del país cumple las funciones de un verdadero himno para todos sus habitantes.

Como también, para reencontrarse con los sonidos más tradicionales de la gaita, como la que sigue tocando Ricardo’l de Courias. De madrugada hay pocas cosas más impresionantes que sentir los sones de la Procesión tradicional, que en toda Asturies hicieron famosa Manolo Quirós y Nuberu bajo el título de “Marcha celta” y que los eruditos gallegos de Lugo tienen como antiguo himno de su tierra.

Una xácara popular nos devuelve al verdadero sentimiento del vino de esta tierra:

Nun se debe de xulgar a la ḷḷixera a un borrachu tal vez tenga una ferida ya’l vinu lu ta curando.




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