Cuando todos cantábamos en gallego
2010 / 10 / 09 - El Comercio
A finales de 1999 se llevó a cabo un trabajo musical de campo por diferentes chigres y sidrerías de Mieres en los que todavía no se había perdido del todo la tradición de cantar. El propósito era recopilar las canciones más habituales, aquellas de las que siempre se echaba mano en una reunión de amigos o familiares. Aquel trabajo se publicó y se titula Les 40 Principales, ironizando sobre un conocido programa radiofónico.
La recopilación constataba lo evidente: una serie de cantares populares de siempre seguían interpretándose. Eran los casos de “Villaviciosa hermosa”, “A la mar fui por naranjas”, “Oigo sonar una gaita” o “La Virxen de Covadonga”. Pero, también, seguían interpretándose, al mismo nivel de popularidad que los cantares más tradicionales, toda una amplia serie de incorporaciones recientes. Temas como la habanera “Soi de Verdiciu”, un éxito de primeros de siglo o “Santa Bárbara bendita”, de mediados de siglo.
Como, también, se constataba que, aunque la mayor parte del repertorio se interpretaba en asturiano, otras dos lenguas compartían protagonismo: el castellano y el gallego. La presencia de esta última, además de que en folklore tradicional se mantuvo en temas como determinadas muñeiras y gallegadas cantadas, en la música popular mantuvo su protagonismo con temas como “N’a veiriña do mar”, ese que dice en su estribillo:
“N’a veira, n’a veira n’aveira do mar había una barquiña pra dir a navegar”.
Este tema, a pesar de su popularidad y, según muchos comentarios, su tradicionalidad, es un cantar compuesto por María Ostiz a primeros de los años setenta. Su éxito fue tan enorme que, en poco tiempo, se incorporó no sólo al repertorio de los músicos tradicionales del momento –gaiteros, acordeonistas, flautistas…-sino a la serie de cantares que integra repertorio más folixeru y del que siempre se echa mano.
María Ostiz nació en Avilés en 1944, pero desde muy pequeña se había instalado con su familia en Navarra. A finales de los sesenta se convierte en una de las cantautoras más conocidas de España, consiguiendo una larga serie de éxitos a lo largo de los setenta, entre los que destacan “Miña rianxeira”, “No sabes cómo sufrí”, “Un pueblo es” o “Canta cigarra”, con el que representó a España en el Festival de la OTI.
Los grandes éxitos de la canción gallega en toda España vienen de aquellos años. Andrés do Barro sumó varios números uno empleando esta lengua durante los primeros setenta. Pepe Domingo Castaño –hoy conocido presentador radiofónico-, llegaba al top ten y se mantenía durante varias semanas en el primer puesto con el tema “Neniña (viste pantalón vaquero)”.
De aquel tiempo son también los éxitos de Ana Kiro, principalmente “Galicia terra meiga” o “Lonxe da terriña”. Esta cantante, fallecida este pasado mes de septiembre, superó con el primero de los temas citados las cien mil copias vendidas y estuvo al frente de las listas durante más de tres meses, por delante de grandes estrellas del momento como Julio Iglesias.
Aquella especie de pop a la gallega tenía su correspondencia en Asturies con el repertorio que interpretaba Rosa María Quero, La Pastorina y con las primeras canciones de Víctor Manuel. Un repertorio que cuaja a mediados de los años sesenta y que alcanza sus mayores éxitos en los primeros setenta.
Ana Kiro fue un ejemplo de intérprete que grabó discos prácticamente todos los años, hasta fecha bien reciente. Pero, en general, aquel repertorio y nuevas composiciones en boca de nuevas bocas sirvieron para elaborar un género de música muy popular con raíces tradicionales, cuyo máximo representa en Asturies fue, y en buena medida lo sigue siendo, Vicente Díaz.