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Xilguerín Parleru Jazz Band

2010 / 09 / 11 - El Comercio

Xilguerín Parleru Jazz Band

Suele ocurrir muchas veces que el mejor de los conciertos te lo encuentras de sorpresa. No porque no me lo esperara, que sabía perfectamente que se iba a celebrar tal concierto, sino porque el motivo de mi visita al Palacio de Merás de Tinéu era otro y el concierto simplemente el acto de cierre del primer día de actividades del Foro Literatura y Territorio, organizado por la Fundación Valdés-Salas.

Habían intervenido esta pasada tarde de sábado el sociólogo Vicente Riesgo y el escritor Kirmen Uribe. Ambos habían coincido en hablar de esa serie de redes trasnacionales que sobrevuelan nuestra cultura y como el territorio es un espacio que sirve relativamente poco para de definirla. Y, no obstante, a lo largo de las intervenciones de los oradores y del abundante público asistente que intervenía en el foro, no se había hablado de música.

De ahí que la música haya hablado por sí misma, para acabar respondiendo con su ejemplo mejor que nadie esa pregunta que flotaba en el ambiente del Foro sobre qué era literatura en este momento en que no sirve siquiera una lengua para definirla. La música, desde mucho antes y con mucha mayor claridad, no define jamás de manera precisa la música de un territorio porque este territorio está lleno de influencias, visitas, predominios, ascendentes, lugares comunes y dispersos, y gustos.

Me había hablado de Isabel Lucio-Villegas Uría la poeta Taresa Lorences, una de las organizadoras del Foro. Ser nieta de Juan Uría Riu no es mala carta de presentación en el territorio de nuestra memoria. Pero desconocía completamente su relación con la música y la interesante propuesta elaborada junto a su grupo, el Quinteto Cova Villegas.

Tras los primeros acordes demostraron rápidamente su desenvoltura en registros como la bossa, el bolero y los estándares de jazz. Pero, la primera sorpresa de la noche para los asistentes llegó con su versión del clásico “Dime xilguerín parleru”, del que tenemos constancia a través de partituras de los cancioneros musicales de finales del XIX y primeros del XX, y que convirtió en un gran éxito de la música asturiana la voz de El Presi.

La segunda sorpresa llegó con la interpretación de la asturianada “A la Pipiona”. Impresionante, con la voz utilizando el registro propio de la tonada tradicional y los músicos dibujando un universo sonoro que servía para definir mejor que nadie las conclusiones a las que estaban llegando los comentarios de los asistentes al Foro: la inexistencia de fronteras para encerrar el arte, hablemos de lo que hablemos, de escultura, de literatura, de música.

Existen en este momento muchas y variadas propuestas musicales en Asturies en este sentido. Hablé de ellas tras el concierto con la propia cantante. Lo más interesante es que ni ella las conocía, ni quienes las están llevando a cabo la conocen a ella. Pero, todas ellas, están sirviendo en este momento para demostrar que con el lenguaje universal de la música y, más concretamente, con el propio de la libertad que permite el jazz, están sirviendo para redefinir lo que llamamos música asturiana. No para que deje en ningún momento de ser asturiana, sino para que cada vez sea más universal.

Sorprende aún más saber que era la primera vez que interpretaban en público “A la Pipiona”. Tenía el carácter de llevar mucho tiempo haciéndose. La belleza de los estándares de jazz en manos de buenos músicos. El sentimiento de estar delante de un tema clásico, brillando en las manos y en los instrumentos de músicos que conocen el lenguaje. Y, junto a ellos, la voz de Isabel Lucio-Villegas reelaborando la sustancia de este sueño. Recordando así a Shakespeare cuando nos decía que estábamos hechos de la misma sustancia que los sueños. Un resumen perfecto para enlazar con la tesis de Vicente Riesgo, Kirmen Uribe y tantos asistentes al Foro Literatura y Territorio.




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