Blo

< P'atrás  |   P'alantre >


Toros en Valencia de Don Juan

2010 / 08 / 03 - La Nueva España

Toros en Valencia de Don Juan

Acaba julio. Como empezó. Lloviendo. Regreso de Valencia de Don Juan. Son las dos de la mañana. Antes de finalizar el Negrón bajo de sexta a quinta. Anuncian niebla. Me está esperando a la puerta. Bajo de quinta a cuarta. Llevo delante una furgoneta de reparto. Me pongo detrás. Bajo de cuarta a tercera. Entre cincuenta y sesenta kilómetros por hora. La velocidad máxima hasta Campomanes. La niebla es negra. El termómetro registra once grados. Abajo sube a dieciocho. Cuando salí marcaba veintiocho grados. A media tarde habíamos estado a treinta y nueve. Celebran a esa temperatura el Día de Asturies. Como celebran en Río de Janeiro la Navidad. En la playa. En bikini. Con poca ropa.

Dos temas de conversación obligados este fin de semana al sol: los toros y Cascos. La villa coyantina presume de tener la única plaza de España excavada en la tierra. Suele haber toros en septiembre. Como en todas partes, los comentarios son para todos los gustos. La prohibición de Cataluña no sentó muy bien al bando más españolista. Sin necesidad de ser el más torero. Rápidamente te preguntan: ¿qué opinas? Es una buena forma de clasificarte. Yo sólo fui una vez a los toros en mi vida. Tengo complicada la clasificación. Fue por una causa mayor: un amigo nuestro se iba a tirar al ruedo de espontáneo. Al menos lo intentó. Nada más poner el pie en la barandilla para llevarlo a cabo lo cogió por la pechera un gris y a guantazos lo sacó de la plaza. Detrás de él salimos nosotros. Ahí terminó nuestra vida torera. A la pregunta respondo que me gustaba más el espectáculo como era antiguamente, con leones en vez de toros y con cristianos en vez de toreros. Ahora gana siempre el toro. Antes los leones. A muchos no les hace gracia la comparación.

Como te oyen en las terrazas que dices “ye” y pides un “cacharru”, saben que eres asturiano. Como Cascos hace al día siguiente el paseíllo por la villa, también te preguntan: ¿qué opinas? También es una buena forma de clasificarte. Y el personal está más encendido que con el tema de los toros. Hay que andarse con cuidado. Por el tono de la pregunta sabes si es de los que está a favor o de los que está en contra. La respuesta, por lo tanto, siempre es retórica: ¿qué quieres que opine? ¿a ti qué te parece? Y como, por lo general, tiene muchas ganas de decirte lo que opinan, acaba contestándose a ellos mismos y creyéndose que su respuesta es la mía. Y todos contentos. Nunca mejor dicho: hay que torear la situación. Y Valencia de Don Juan no es un mal coso. Con la afición dividida. Pero, ser político entraña torear en todo tipo de plazas. De algunas, como ésta, pueden sacarte a hombros. Aunque, si te descuidas, te tiran de cabeza al Esla.




<< Volver al llistáu