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Conciertos para goumets

2010 / 07 / 17 - El Comercio

Conciertos para goumets

De jueves Mapi Quintana en la Casina de La Oliva de Villaviciosa. De viernes Héctor Braga en el parque que rodea el Atenéu de Turón. De sábado los jóvenes de Duerna en el escenario de La Panadería de Cenera. Tres ejemplos. Formatos pequeños, cercanos al acústico y desenchufado total. Espacio reducido. Lleno de público.

El mapa de Asturias se cubre de conciertos de pequeño formato para públicos que, sin lugar a duda, podrían llamarse selectos. Espectadores que se mueven en el espacio reducido que es, principalmente, el centro de Asturies, que están bien informados del calendario de ofertas y que gustan de atender a sus gustos específicos.

El primero de los ejemplos, el del trío De Miguel, Wolfe y Quintana, muestra a la perfección este hecho. Jacobo de Miguel al piano. Michael Lee Wolfe a las cuerdas de un amplio repertorio de guitarras. Y la voz y las percusiones de Mapi Quintana. Podría tratarse de un concierto de jazz, pero también de canción asturiana. Nada que se quede a medio camino. El público sabe que va a sentir algo completamente diferente, exquisito.

Antes del concierto muchos de los presentes habían tenido la oportunidad de escuchar la “Xota de Payares” interpretada por los tres, no editada en disco pero enviada y reenviada a través de internet con la fuerza exponencial que tiene este medio. Algunos otros conocían el disco anterior de Mapi Quintana o habían tenido la oportunidad de verla en directo. Pero, también, muchos otros, respondían a la llamada de un programa de conciertos de pequeño formato que desde hace años programa la Fundación José Cardín Fernández de Villaviciosa y que, sin saber siquiera quién iba a actuar, el espectador entiende que va a presenciar algo diferente y de calidad.

La “Xota de Payares” es una pieza que formaba parte de su último disco, pero en esta nueva grabación, en directo, junto a Jacobo de Miguel y Michael Lee Wolfe, logra la perfección. Nunca una xota de esta tierra se cantó así. Pone el listón muy alto para poder volver a repetirlo de forma tan bella.

El tiempo no acompañó. El patio de la Casina de La Oliva está al aire libre. La lluvia aguantó hasta permitir iniciar el concierto. Pero en la cuarta canción se rompió la magia. Cuatro primeras gotas de aviso fueron suficientes para retirar los instrumentos. En nada vino la tormenta. El público se quedó con muchas ganas de más. Pero diez minutos escasos de concierto fueron suficientes para entrar en la rueda: en cualquier otro momento que cante Mapi Quintana allí estarán y se llevaron en la mano el programa de los próximos conciertos en el patio de la Casina de La Oliva.

Como indicaba, es un mínimo ejemplo. Asturies está lleno de ellos. Y, en este tiempo de verano y de crisis, es un modelo que funciona. Cambia el paisaje, no el formato: la Torre del Reloj de Lluanco, el Jardín Botánico de Xixón, los pueblos del Valle de Cuna o La Casina de La Oliva. Sería conveniente que este modelo se extendiese. Sería bueno aprender de estos pequeños formatos. Por sus buenos resultados. Por la vida que general alrededor.




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