La capitalidad cultural
2010 / 06 / 08 - La Nueva España
Merece la pena apoyar la candidatura de Uviéu a Capitalidad Cultural de Europa. Tanto si estás a favor como si estás en contra. Si estás a favor con una buena razón: porque crees en cosas como esa. Si estás en contra con más razón todavía: porque estás que te partes el pecho de risa desde que sabes que la Fundación Gustavo Bueno es la que está detrás del proyecto. ¡Cómo para no estarlo! Son la misma gente que se pulieron cerca de un millón de euros para conmemorar los Doce Siglos de Uviéu. ¿Qué no te enteraste? ¿De qué no te enteraste, de que se gastaron cerca de un millón de euros o de que se celebraron los Doce Siglos de Uviéu? Si no te enteraste es que debes de ser carbayón. O ser de fuera y llevar tanto tiempo viviendo allí que acabas como los naturales.
Pues, aunque no te lo creas, celebraron que cumplían 1200 años. Los actos no valieron para nada, como siempre ocurre en estos actos. Pero, lo más grave, es que no fueron capaces de conseguir que la gente se enterara de que los estaban celebrando. Con lo que todo pasó desapercibido sin pena ni gloria. Lo que es un gran mérito. Cobrar cobraron. Protestar no protestó nadie. Asunto zanjado. A organizar otro igual: lo de la capitalidad. Posible proyecto futuro: celebrar los 100 millones de años que el río Nora bordea Uviéu. Como es un tema del Jurásico seguro que encuentran apoyo en el Gobierno del Principado. Otra idea más prosaica: bicentenario del día que Xovellanos pasó por Uviéu camín de Xixón. Seguro que el tema le gusta a Cascos. Y, por descontado, a la alcaldesa de Xixón.
Tonterías como éstas, o más peregrinas todavía, las comentaba muchas veces con Fernando Herrán por la mañana en ruta hacia el Ayuntamiento. Cuando no era él quién se metía conmigo por la última ocurrencia con la que había rellenado una columna como ésta. Siempre con la sorna cariñosa de maestro trallado en generaciones de alumnos con ganas de tocar las narices. Pero siempre también con un punto de ironía que le permitía reírse de las cosas que podía contar. Había conocido a mi padre como maestro y Fernando me lo recordaba con esa sonrisa de condescendencia que dan los años a los buenos profesores. Nuestra última conversación fue hace apenas una semana en la ruta del colesterol a la altura de Santuyano. Hablando de achaques, que es a lo que nos dedicamos los que nos recomendó el médico hacer algo de ejercicio y sólo le hacemos caso cuando le vemos las orejas al lobo. Me preguntó que con quién me iba a meter esta semana. Le dije que seguramente con lo de la capitalidad cultural de Uviéu. Con su media sonrisa burlona me dijo que estaba muy formal últimamente. Seguro que es cierto. Con noticias como la de su falta se te quitan las ganas de todo.