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Anabel canta por Anabel

2010 / 05 / 22 - El Comercio

Anabel canta por Anabel

Los habituales a los concursos o conciertos de canción asturiana saben perfectamente el significado de la expresión “cantar por”. Un intérprete sale al escenario y, antes de comenzar la tonada la presenta y dice: «Voi cantar “Arrea carreteru” por Botón». Y se arranca con una versión que refiere directamente a la que José Martínez, Botón, dejó grabada en 1918 y en 1927. Y, sobre todo, para distinguirla de la que dejó grabada José Menéndez, Juanín de Mieres, tres años después de esta última grabación de Botón.

Inmediatamente después puede ocurrir exactamente lo contrario. Otro intérprete llega al escenario y, para diferenciar su versión de “Arrea carreteru” del anterior, la presenta comentando: «Voi cantala por Juanín». Y, con todo, se ambas espléndidas.

Pero, también, otras veces, una de esas grandes voces indiscutibles sale al escenario e interpreta un “Arrea carreteru” que no deja de ser la clásica tonada que está en la memoria de todos, pero su versión es tan personal que la está interpretando por él mismo. Una de esas intérpretes que lleva años sobre los escenarios, y haciendo versiones de los grandes clásicos por ella misma, es Anabel Santiago.

Pudimos comprobarlo cuando grabó en el 2002 Al son de la lluna y escuchamos en él su versión de “A la mar vanse los ríos” o de “Coyí d’un artu una flor”. Un disco en el que los arreglos musicales de Sergio Rodríguez y de Rubén Bada sirvieron para trasladar a la modernidad la antigua voz de la tonada, un paso adelante más allá de lo que venía haciendo Mariluz Cristobal Caunedo en “Busindre reel”, junto a Hevia, o por ella misma en Onde la ñublina posa.

Más evidentemente que en ningún otro trabajo, lo comprobamos tres años más tarde en Anabel Santiago canta a Diamantina Rodríguez. En esta ocasión los arreglos del pianista y músico Jacobo de Miguel y la voz personal de Anabel a partir de los temas clásicos de Diamantina, convirtieron al disco en el clásico más interesante de la canción asturiana de esta primera década del siglo. Tonadas como la “Añada amorosa” o “Diendo camín de La Pola” quedan ahí como referencia obligada.

Y, por último, en 2007, en Desnuda regresó a la idea original sobre la que se sustentaba Al son de la lluna, pero esta vez con una oferta más comercial basada en los arreglos de Michael Lee Wolfe y la firme apuesta por un directo sustentado en un gran plantel de músicos. De nuevo en él una versión de un clásico de Margarita Blanco, “Ven a veme”, acabó dando la seña de identidad del trabajo. Conociendo su progresión de grabaciones, en este 2010 tocaba presentar su nuevo trabajo. Lo hace este mismo sábado en el Jardín Botánico de Gijón, a la una del mediodía. Más una presentación a los medios que una muestra en directo de su paso adelante, en esta ocasión con la producción musical de Héctor Braga, otra de las grandes voces del momento y un multiinstrumentista con capacidad para moverse con soltura sobre varios registros.

El título del nuevo trabajo, Agora, cuenta de manera directa que se trata de la muestra de lo que le apetecía hacer en este momento. Nuevas canciones, pero también nuevos arreglos y nuevos músicos. Otra forma de ser distinta sin dejar en ningún momento de seguir siendo Anabel Santiago. Apenas he oído del disco más que algunas pruebas de estudio, todavía sin concluir. Pero, como a tantos otros aficionados a la música asturiana en todas sus vertientes, lo nuevo de alguien como Anabel Santiago, ya por el simple hecho de ser nuevo, crea espectación.




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