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Los sonidos de la Asturias de Santillana

2010 / 02 / 20 - El Comercio

Los sonidos de la Asturias de Santillana

Entre Ruente, a orillas del Nansa, y La Hermida, a orillas del Deva, se encuentra Cires. Y un poco antes Quintanilla. En pleno Lamasón. Y sobre Quintanilla el Cuetu Sobrelapeña. Poco frecuentado por los turistas, pero bien conocido de los amantes de la arqueología: los vestigios del castro de Tanea. De este emplazamiento de la Edad del Hierro, memoria del pasado ancestral de Cantabria, tomaron el nombre los hermanos Agüeros para su nueva formación.

Sergio Agüeros conoce sobradamente las mieles del triunfo en Uviéu. Ganó ya hace años por primera vez el Concurso y Muestra de Folklore de la capital y repitió su triunfo en otros importantes concursos. Además de su voz soberbia, una particularidad llamaba poderosamente la atención: venía de Torrelavega.

Por más que, muchas veces lo decía –y este pasado domingo volvió a repetirlo sobre el escenario del Teatro Filarmónica-, su pueblo diste apenas un kilómetro del límite administrativo de Asturies. Y esa frontera, ahora más marcada por la pertenencia de dos comunidades autónomas diferentes, no la sienten como tal sus vecinos. Y, el mejor ejemplo de ello, es el desenfado y la grandeza con los que vence en el apartado de canción asturiana y, desde hace años, viene presentando trabajos discográficos en los que juega con las dos orillas: la de esa tierra hoy indefinida que tuvo por capital Santillana del Mar.

No sólo tonada asturiana. Sino también montañesa. Y, desde hace años, primero al lado del grupo Voces Peñasagra y después junto a su hermano Fernando Agüeros, hasta llegar a la actual formación de Tanea, con la que acaba de presentar su último trabajo, bajo el título Los que perdieron el norte.

Abrieron con dos canciones originales de Fernando Agüeros, de este disco, y cerraron los dos hermanos, mano a mano, con el tema “La Santina” de su disco anterior, Aquel niño que yo fui, del 2006. El público entregado. No sólo los cántabros que llenaron la platea de banderas y pancartas. No olvidemos que se trata de un grupo que cuenta con un activo club de fans en internet. Las lágrimas humedecieron los ojos de buena parte del público con este tema sentimental que habla de su infancia, de su madre y de la figura de la Virgen de Covadonga para todos los habitantes de la zona.

El éxito sonrió en su momento a la formación Voces Peñasagra y continuó haciéndolo con todas las formaciones en las que participaron los hermanos Agüeros. En esta ocasión presenta una formación integrada por las pandereteras Ana María García y Arancha Becerril, la voz de Pedro Pablo Cosío y las trovas de Fernando Zaballa “Cachimbo”, además de las citadas de Fernando y Sergio Agüeros.

Sus melodías comerciales, que combinan la música tradicional cántabra y asturiana, recuerdan en muchos momentos a El Presi o Vicente Díaz. En este caso, con un mayor trabajo de producción, apostando no obstante sobre el esquema de la sencillez de unos temas que llegan directamente al público, con letras que hablan de la tierra y de su sentimiento hacia ella, con líneas melódicas fáciles de repetir y corear. Y, sobre todo, con la facilidad para llegar al gran público de su principal compositor, Fernando Agüeros.

Después de su sonado éxito en su propia tierra, entienden en pura lógica que su siguiente paso es hacerse conocer del público asturiano en general. Los guiños que aparecen en sus canciones son algo más que un simple brindis a la galería, es su manera de hacernos saber que se sienten parte de esa tierra sin fronteras que es la música de donde beben.

Sergio Agüeros sigue, de vez en cuando, participando en concursos de canción asturiana y los sigue ganando o, al menos, quedando en los mejores lugares. La fuerza que su voz transmite y la limpieza de sus notas le permiten pasear por los escenarios los temas grandes del repertorio de la tonada clásica. Dejó muy buenos ejemplos grabados en su disco Adiós puebliquín de Cires. Como por ejemplo con “Puente de Ribadesella”, “Al pasar La Collaona”, “La ilusión del pastor” o “L’aire m’apagó la vela”. Como también en las dialogadas “Esta noche fui de ronda”, junto a Anabel Santiago, o “A dónde vas a dar agua”, al lado de su hermano Fernando.

Ahora Tanea es una apuesta diferente. Pero que no deja en ningún momento de beber de las fuentes de sus tierras: la propia de Cires y la que se encuentra a poco más de un kilómetro de su pueblo.




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