Después del boom
2010 / 02 / 13 - El Comercio
Los veinticinco últimos años de la música asturiana tienen una historia muy particular que contar gracias a la gaita. No es cierto, como se dijo algunas veces, que el instrumento agonizara a finales de la década de los setenta. Pero, el hecho de la afinación del instrumento a primeros de los ochenta y la aparición de una nueva (y muy joven) generación, hizo que la gaita recibiera un impulso enorme que llevó a multiplicar por cien el número de sus intérpretes y a la creación de un impresionante número de bandas de gaitas.
Este extraordinario desarrollo alcanzó su máximo momento con el éxito del segundo disco de José Ángel Hevia, el primero de los llevados a cabo con una multinacional discográfica. De ello se cumplen algo más de diez años. Un tiempo que ha servido para consolidar este crecimiento exponencial y, en sentido negativo, para dar la sensación de un cierto estancamiento.
Un trabajo como El medrar del carbayu, de la Banda Gaites Xácara, viene a demostrar la realidad de este trabajo de consolidación y lo improbable del estancamiento existiendo una cantera tan enorme de músicos con una juventud llena de ideas nuevas. Este disco, editado en 2009, no ha gozado de una buena distribución, como otras grandes producciones asturianas, pero la persistencia de sus miembros lo ha dado a conocer.
Este domingo pasado Xácara fue la estrella del apartado de Muestra del Concursu “Ciudá d’Uviéu”. Dos canciones de su último trabajo, “Homenaxe al Presi” y “Sleeping tune”, dejaron al público con muy buen sabor de boca y muchas ganar de conocer su disco al completo. En la primera de ellas, con el acompañamiento de voz de una estrella de la canción asturiana como José Manuel Collado, que también hace escasas fechas presentaba su último trabajo discográfico y que se encuentra en un momento de voz espléndido.
La Asociación Cultural Xácara, de la que surge esta banda a partir de su Escuela de Música Tradicional, nacía bajo la dirección de Ricardo Soberado y contando con la colaboración de Manolo Durán en las percusiones. Poco después se presentaban en público por vez primera en el citado marco de Concursu y Muestra “Ciudá d’Uviéu”.
Éste, su primera grabación, es fruto de muchos años de trabajo. Se nota en la calidad de los instrumentistas y, sobre todo, en el trabajo de sus arreglos musicales. Algo que va más allá de lo que se espera de una banda de gaites. Pero, como una manera de marcar la diferencia y, también, como una forma de buscar un camino propio, buscan un sonido que los identifique y que consiguen sobradamente en algunos de sus temas más logrados, como el tradicional “Alzái lus brazus” con las panderetas de Fitoria o en el comercial “Agarráu al botellón”.
En Xácara, como en algunas otras formaciones de banda, se está advirtiendo el paso a un producto más elaborado, en línea podría ser al trabajo de las bagadoù bretonas o de otras formaciones gaiteras. Una composición larga para la que se están viendo sobradamente con posibilidades compositores y arreglistas como el citado director, Ricardo Soberado.
El medrar del carbayu es, en este sentido, una alegoría de lo que puede hacerse en el futuro. Se cuenta con muchos años de experiencia. Se cuenta con una base de gaiteros con conocimientos musicales amplios. Se cuenta con un número considerable de instrumentistas con ideas para atreverse a plantear cosas nuevas. Y se necesita que las bandas cumplan esa función arriesgada de afrontar en futuro como un modelo de música de cámara asturiana.
Pueda parecer que un disco entero de una banda de gaites resulta difícil de escuchar. La diversidad que muestra este trabajo de Xácara apunta a todo lo contrario. No se trata de una diversidad que muestre dispersión, sino de un esfuerzo por dar a conocer las posibilidades del instrumento. Y, también, de una formación de estas características en diálogo con otros instrumentos y otras voces que les son afines.