Al Rocío

2009 / 05 / 27 - La Nueva España

Calle Independencia de Uviéu. Como si todavía estuviesen en guerra. La Santa Sede de Ingenieros de Minas. Pancartas colgando de las ventanas. Una especie de mayo del 68 de los señoritos. No nos moverán. 35000 firmas contra el traslado. De esas cosas que firma todo el mundo. Si las hubiesen pedido a favor también hubiesen conseguido otras 35000.

Es normal que no quieran venir. Para un ingeniero de minas venir a estudiar un sitio donde hay minas es un despropósito. A las minas se va como se va al Rocío. A caballo. Para mirar al obrero desde las alturas. Y a la Virgen, de frente. Es una imagen del siglo XIX. Mentalidad de época. Sueños de grandeza. Para una carrera que estudian cuatro gatos.

El próximo 1 de junio será la fiesta del Rocío. La fiesta por excelencia de los señoritos a caballo. Los que se creen rocieros de corazón son los pringaos que tiran del Simpecao. A pie, haciendo penitencia. Gritando cosas como ¡Viva la Blanca Paloma! Cantando la salve pachanguera. La misma que luego les roban los señoritos para sus bodas.

Cumplo 26 años de mi primera peregrinación al Rocío. Desde Écija. Algo más de 200 kilómetros. De domingo a sábado. A caballo, claro. Los ecijanos de pro siempre fuimos muy señoritos. Entonces, a primeros de los 80, la Hermandad de Écija era la que llegaba al Rocío desde más lejos. Ahora ya hay rocieros que llegan con más de 500 kilómetros a la espalda. A la espalda de él o a la espalda del caballo.

En Mieres estamos a punto de crear una Hermandad. Empezamos juntándonos los del Betis. Ya somos una docena. Hicimos un primer ensayo peregrinando a Roma. Fuimos a recibir la bendición apostólica del Papa. Pero el Papa se había retrasado un poco esos días en África. Por culpa del sermón de los condones. Como son negros, que se jodan. Nunca mejor dicho. Nosotros fuimos fieles a Santa Teresa. En éxtasis. La de Bernini. La que sale en “Ángeles y demonios”. La película, como el libro. Lo más visto en los cines. Lo más leído en las bibliotecas. Sin comentarios.

Desde Mieres al Rocío hay 900 kilómetros. Cargando con Simpecao, carreta y todo, lleva más o menos mes y medio. Desde aquí hago un llamamiento a devotos en general. Para que no se me llene la peregrinación de ingenieros a caballo. Estamos preparando la hoja de peticiones a la Virgen. La primera: que no trasladen a Mieres la carrera de minas. De depender de la gracia divina, queremos una carrera con futuro.