La Cultura
2009 / 03 / 30 - La Nueva España
De regreso de unas cortas vacaciones me encuentro con la noticia del cierre de la librería Cultura. Estamos tan acostumbrados a que cierren negocios que no le damos importancia. En esta ocasión se trata de un cierre por jubilación. Pero se trata de La Cultura. Una referencia obligada en El Paseo. Es como si nos dijeran que tiran el Aniceto Sela para hacer minipisos. O el Parque Xovellanos para hacer un aparcamiento. Habrá quien no le dé importancia a estas cosas. En Mieres hay una especial tendencia hacia la desidia. Para luego lamentarse ante las fotos de Alonso de todo lo que fuimos perdiendo. La nostalgia es el refugio de los pueblos tristes. Y en Mieres se tiene nostalgia hasta del futuro.
Al menos nos quedará la calle peatonal frente a la librería. Dedicada a una persona tan relacionada con la cultura de esta villa que se lo conoció en vida y se le sigue recordando como “El Culturu”. En un pueblo donde todo el mundo viene de una familia con mote, que te conozcan por uno tan hermoso tendrá que ser siempre motivo de orgullo para todos sus descendientes.
Prueba de la desidia de sí misma de esta tierra es que Luis Fernández Cabeza nunca recibió el homenaje que se merecía. Aunque en la memoria de este pueblo con tan poca memoria quede el recuerdo de la Filarmónica de Mieres, de la Hermandad de los Mártires de Cuna o del semanario Comarca. Aunque sigan en el aire algunos de sus sueños, como el de la carretera de Riosa por el Valle de Cuna o el de la creación de un Museo Etnográfico. Y en vigor alguna de sus protestas, como la que alzó contra la construcción del Lavadero del Batán que no sólo cortaba el crecimiento de Mieres sino que afearía su imagen hasta nuestros días.
Recuerdo de hace muchos años un concierto de la pianista Purita de la Riva. Interpretaba el repertorio de Anselmo González del Valle. Piezas de finales del siglo XIX predecesoras del Nacionalismo Musical que iba a dar en España figuras como Falla o Albeniz y en Asturias nombres como Baldomero Fernández o Torner. Un concierto de los ciclos organizados por la Filarmónica de Mieres. Había muy poca gente en el salón de la Caja. Sigue habiendo muy poca gente en este tipo de conciertos. Pero, para quienes tienen el inmenso placer de asistir a ellos, les cambia la vida para siempre. Es uno de mis mejores recuerdos de aquellos años. De los que nos hacen seguir teniendo nostalgia del futuro.