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Lunes
24 de junio.
Me tomo el día de descanso. Las fiestas sagradas de Mieres hay que respetarlas.
Aprovecho para acercarme a Pola de Siero para una reunión de Casas de Cultura
con Ramón Quirós y José Paz. De camino me llama otro Quirós, José Antonio,
de Producciones el Nacedón de Madrid, |
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para hablarmede un documental que está rodando sobre las viudas de los mineros
de Nicolasa. Consiguió mi teléfono a través de Melchor Fernández, director
de La Nueva España. Le interesa mi opinión en un artículo del periódico
del año pasado. No me acordaba de él. Lo he buscado en el archivo del ordenador,
se titula Morir en la tierra prometida. Hablamos sobre él. Quiere que delante
de una cámara haga algunos comentarios que vierto en él. Le digo que no
hay problema y quedamos en hablar más adelante. ¡Qué tema! El accidente
de Nicolasa contado desde la perspectiva de las viudas. Lo hablo con Ana.
Recordamos el día siguiente al accidente. La llegada de la embajadora checa
al velatorio de los compatriotas muertos. También es historia para un documental.
La gran diferencia de afrontar la muerte. En Chequia, nos dicen, la muerte
y el entierro son actos privados. Muy familiares y cerrados al círculo más
íntimo de amistades. Aún en el caso de muertes laborales. Como ésta. Aquí
la muerte es un acto público. El duelo, las coronas, el silencio, la masificación.
El número de gente asistente al duelo de los checos desbordaba todas las
previsiones. De hecho Ana me habló de acercarnos allí por acompañar a los
compañeros checos de su pozo. La respuesta desborda toda previsión. Podría
hablarse de solidaridad. Pero, calculo que sea sólo costumbre. Tiene que
ser duro recibir un telegrama a miles de kilómetros con la noticia de la
muerte de tu marido. Con los sueños que habrían forjado. El hecho de estar
en la tierra prometida. De nuevo, un cementerio. Es duro plantear, y más
desde detrás de un cámara, que esas mujeres, ya viudas, te hablen del día
después. |
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Lunes
8 de julio.
Me llama José Antonio Quirós para quedar un día de esta semana para
la grabación. Está en Asturies. Yo estaba, por la mañana, en Madrid. Andamos
cambiados. Vine de amanecida, lo bastante temprano como para acercarme por
Móstoles a tomar un café con mi hermano Gonzalo y Silvia. |
Quedo para grabar el viernes. Si surge alguna cosa nos llamamos y podemos
hacerlo el sábado. Me insiste en que repase lo que comento en el artículo
de La Nueva España. Quiere especialmente que le repita la frase final, la
visión de la tierra prometida como un cementerio. Le digo que es más real
la otra: nunca nadie se hizo rico trabajando. Ésa, me comenta, queda para
otro documental dedicado a la cultura del pelotazo. Llego con el tiempo
justo para cenar con los representantes de las peñas del Barça en Oviedo.
Según Enrique ya está todo cerrado. Como es natural, se habló de fútbol
durante la cena. Gabino de Lorenzo, que es del Madrid, dará el saludo de
bienvenida a los barcelonistas. A mí, después de preguntar si seguían jugando
once contra once, me eximieron de todo. Menudos personajes. Vaya cena. Carne
de documental. Hablaré con Quirós. Por si le interesa el fútbol.
Viernes 12 de julio.
Me grabaron por la mañana la entrevista para el documental. O será más
correcto decir me rodaron. O mejor... No me lo esperaba. Una cosa es hablar
por teléfono con José Antonio Quirós acerca de que disponga de diez minutos
para una entrevista. Otra muy distinta es ver llegar al grupo completo de
grabación con toda su parafernalia. No sé realmente si eran muchos o pocos
porque no entiendo de estas historias. Pero cuando esperas por uno no esperas
por veintiuno. Encontré un hueco libre, más que nada para esconderme y esconderlos,
en la biblioteca privada del ayuntamiento. Como plató es magnífico. En un
momento lo tenían todo dispuesto. Como convenimos reproduje frente a la
cámara lo comentado en el artículo del periódico. Creo que salió bien. Por
lo menos eso me dijo. Le vi contento. La única pega la planteó el cámara
por un brillo de un lomo de un libro a mi espalda. Me hizo gracia. Mientras
desmontan me quedo un rato charlando con Quirós. Está terminando con las
grabaciones. Se va a meter a montar todo el material. Quiere tenerlo terminado
para después del verano. La idea de rodar los comentarios y sentimientos
de las viudas de los mineros muertos en accidente me parece valiente. Pero,
sobre todo, extraña. Le digo que cuando la tenga terminada que se ponga
en contacto conmigo. Habrá que moverla por aquí de algún modo. Al salir
pasamos por delante del despacho del alcalde justo en el momento en que
salía Jaime Reinares. Para tranquilizar sus ojos de asombro ante tanta cámara,
tanto foco y tanta gente, le dije que acaba de presentar la dimisión. Poco
más tarde, en secretaría, Tere me dijo que le había vuelto a preguntar sobre
el tema. No porque se lo hubiese creído, sino porque en el fondo tiene que
tener controlado todo lo que pasa. A Quirós, haciendo uso del lenguaje cinematográfico,
se lo presenté como el Director de Producción del Ayuntamiento de Oviedo.
Queda mejor que Concejal de Hacienda. Quirós me comentó la extrañeza que
le había causado saber que estaba trabajando en el Ayuntamiento de Jefe
de Gabinete. Le dije que me lo había planteado como un paréntesis. No me
creyó. Bajó la vista, mordió el labio y rascó la cabeza. Es un gesto que
hace mi hermano Xaime. Debe de tratarse de una cuestión racial. Se lo tengo
que preguntar a algún amigo celta.
Jueves 10 de octubre.
José Antonio Quirós viene este fin de semana. Mañana nos vamos Ana
y yo para Marraquech. Cerré el viaje hoy por la mañana. El documental se
titula Solas en la tierra (por alguna parte yo tenía apuntado Perdidas en
la oscuridad). Le digo que tiene título de película de las de antes. Suena
bien. Tengo ganas de verlo. Se le ve contento con como ha quedado. Me habla
de una duración superior a una hora. Me parece mucho. Ya se verá.
Miércoles 27 de noviembre.
Nos acercamos a Gijón con Inés y Lago para ver la proyección de Solas
en la tierra. La cara de Lago era de por sí suficientemente expresiva. No
le apetecía gran cosa entrar. Conoce a mucha de la gente que sale. Le duelen
algunos amigos. Su gesto a la salida habla a favor del documental. Le gustó.
Nos gustó. No lo esperaba. Dura algo más de una hora y se te pasa en nada.
No hay voz en off. De primera persona en primera persona las historias particulares
se van desgranando. Me quito el sombrero delante de Quirós. El tema se las
trae. El resultado me dejó sin palabras. Es un tema que nos toca demasiado
de cerca. Por el que siempre pasamos de puntillas. El documental lo afronta
y Quirós lo borda. Ahí están Las Cuencas. Su gente. Esta forma de vida.
Esta manera de morir. Quirós está como un flan. Las verdaderas protagonistas
del documental, las viudas, lo saludan y lo felicitan. También les ha gustado.
Me sorprenden los comentarios: le ha gustado a todo el mundo. Lo felicitamos
aprisa y corriendo y quedo en hablarme con él. Le digo: Solas en la tierra
tiene que verse en la cuenca. Como buen quirosano no dice ni sí ni no. Pero
veo que le ha gustado la idea. Ya lo hablaremos. Un único comentario negativo:
podrían sobrar perfectamente los hombres, escasos, que salimos. Por más
que me haya gustado verme. Ana e Inés me tomaron el pelo por lo serio que
me pongo ante la cámara. En fin, que no es de llorar, que era lo que presuponíamos
según nos acercábamos a Gijón. Sorprendentemente. El tema daría para ello.
Pero el enfoque te conduce más hacia la emoción que a la lágrima. Hemos
llorado con la muerte de Manuel en Capitanes intrépidos. Aquí se cuenta
la historia del día después y de los siguientes, de su viuda y sus hijos
y de cómo queda toda la vida por delante.
Jueves 28 de noviembre.
Todavía sin palabras para explicar las sensaciones que me produjeron el
documental de Quirós, encuentro en La Nueva España el artículo de Tino Pertierra
bajo el título de Sonrisas y lágrimas: "Solas en la tierra convierte a las
viudas de los mineros en los rostros emocionados y emocionantes que transmiten,
a través de imágenes transidas de dolor y nostalgia, un mosaico de experiencias
clavadas en la pulpa más amarga de Asturias. José Antonio Quirós realiza
un hermoso retrato, sensible y nunca sensiblero, que mantiene erizadas la
vista y la piel del espectador durante la mayor parte del metraje". Es cierto.
Sábado 30 de noviembre.
Consigo hablar con Quirós, después de intentar localizarlo en su productora
en Madrid. Me dice que él no ha podido localizarme porque mi móvil le da
fuera de servicio. Se ha extrañado porque lo ha intentado en el Ayuntamiento
de Oviedo y le han dicho que hace dos meses que no voy por allí. Me río
del comentario. Le digo que necesitaba un pequeño descanso. Le trasmito
las felicitaciones y elogios sobre el documental. Todavía atropellado por
los acontecimientos de estos días me comenta sus próximas intenciones. Quedamos
de vernos a final de mes. Viene a pasar la Navidad con la familia a Morcín.
Sus padres tienen el restaurante Panizales. Lo conozco de acompañar a veces
a Lago hasta el polideportivo cuando juega partidos de futbito y de oírles
que se come bastante bien. Me comentó que no contó con ninguna ayuda. En
el Principado no quisieron saber nada del tema. No me extraña. En Hunosa
le pusieron todo tipo de trabas para rodar. Me hace gracia por la forma
en que me lo cuenta. Le fastidia, pero no le da ninguna importancia. Tiene
las ideas claras al respecto. El resultado ahí está.
Miércoles 4 de diciembre.
La Nueva España trae una entrevista de Fernando Delgado con José Antonio
Quirós. Bien titulada: "Las viudas del carbón no toleran la lástima". Comenta
varios puntos del documental: "Las viudas sirven como vehículo narrativo
que ayuda a conocer más de cerca el entorno de la minería, hablan y te miran
con el corazón". "Me impresiona que en un principio siempre hablan de sus
esposos, pero luego se sumergen en temas vitales como las creencias religiosas
y el destino. Es curioso que la tragedia se combina con el sentido del humor,
muy propio de la gente de Las Cuencas, que tienen una gran familiaridad
con la muerte". |
Lunes
23 de diciembre
Proyección del documental Solas en la tierra en el Club de Prensa de
LNE. Presentado por Melchor Fernández, director de La Nueva España, Geno
Cuesta, director de la Productora Blaster, y José Antonio Quirós. Me presenta
a Geno y le reconozco como uno de |
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los
que estuvo el día de la grabación. Melchor y yo nos echamos piropos mutuos
de lo bien que damos en la pantalla. El salón de actos está lleno y vuelvo
a encontrar algunas de las caras protagonistas que había visto en el Festival
de Cine de Gijón. Con más tranquilidad, encuentro en el documental cosas
que no había advertido la primera vez. En los comentarios a la salida intercambiamos
opiniones sobre varios aspectos. El sentimiento religioso en la voz descreída
de alguna de las viudas. El peso del entorno: en concreto el del ambiente
marcadamente machista de la cuenca y del ambiente minero. Pero, sobre todo,
el canto a la vida, al salir adelante a pesar de todo, que representan estas
confesiones. Las voces pausadas de las viudas dejan entrever la existencia
de muchas horas de conversación previa al rodaje, de un cierto tono de confidencialidad,
del poso de una historia dura contada a un amigo. La muerte está presente
en todas las conversaciones, pero la gran protagonista es la vida, la lucha
por la vida de estas mujeres. En un pequeño aparte hablamos nuevamente de
la posibilidad de presentar el documental en Mieres. Le pido un proyecto
económico para adquirir los derechos de proyección del documental y tener
una copia para uso municipal. Quedamos en hablar sobre el tema. Me dice
que tiene algún otro proyecto que quiere comentarme. Pretende insistir en
el tema de la minería. Otra visión. Otro punto de vista. Demasiado negro,
le digo. El resultado de este documental le concede no obstante un amplio
margen de confianza. Veremos en qué queda. A la salida Lisardo Lombardía
me comenta que le ha gustado. Este es el tipo de historias que le gustaría
llevar al Festival de Lorient. Otra visión de Asturies. Diferente. Arriesgada.
Coincide con Quirós en que no tiene nada que ver con los supuestos documentales
de la Productora del Principado.
Para
mí la diferencia es simple:
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Esto es un documental (o sea, un tema sobre el que se han documentado para
tratarlo); lo otro son meros reportajes (la visión de un reportero que,
muchas veces, sólo pasaba por allí, y otras no siquiera eso, se envió poco
más que a un cámara para que lo rodase). La crítica nos lleva a hablar de
la escasa tradición documentalista existente en Asturies. Escasa o, más
bien, nula |
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