Jueves 1 de abril.

(Jueves Santo) Viaje sin prisas. Comida y procesión en Zamora. Quedamos con Silvia y Gonzalo y nos dio tiempo a tomar algo antes de marchar. Hacía años que no parábamos en Zamora. Sigue igual. Procesión modelo Oviedo: un desfile de santos y la gente abriendo pasillo
por las calles estrechas para contemplar los pasos. Los desfiles organizados y los premios acabaron con el carnaval. Con la Semana Santa también. Podría hacerse una guía sobre estas fiestas y lugares donde siguen siendo un espectáculo no anacrónico. Cómo la del sábado santo en Miranda. Esperemos que el tiempo no la haya mudado. Casting de Luis San Narciso y Quirós en la Casa de Cultura. Llama Rosa Trapiello con las novedades. Aquí los cofrades ven desfilar a los santos y santas, dando sus pasos y haciendo sus pinitos. Colección de tías macizas, teta amplia y culo de manzana, asturianas de pura raza, para el papel de la Covi. El resto, un poco de todo. Mañana siguen. Escribo desde la terraza de la habitación en la Pousada de Miranda. Abajo los arribes del Duero. La frontera. Una extraña sensación de estar en casa.

Viernes 2 de abril.

(Viernes Santo) Me recordaba Rosa Trapiello hace un rato, por teléfono, cuando, paseando con su hija Oona, le comentó Quirós que de crío, interno en un colegio de frailes, soñaba con chicas como Oona. No le pareció, por lo que puedo comprobar, nada bien el comentario a Rosa. Pero, traspasando el tiempo el tema, continuó hoy el casting detrás de un sueño infantil. Complicado. Resulta difícil materializar los sueños. Aunque eche una mano Luis San Narciso que, seguramente, estará bastante bregado en la materia. Conclusión: no deben de haber llegado a nada. Por lo menos en su búsqueda de la Covi perdida. Venimos de dar un paseo nocturno por las murallas de Miranda. Desde lejos oímos una gaita y un bombo. Por la mañana dimos un paseo en barca por los arribes del Duero. Un momento especial: el conductor detiene el motor de la barca para escuchar el silencio. Semeja el de la mina. Lleno de pequeños, insignificantes ruidos. El silencio no existe.

Viernes 16 de abril.

Hablé a primera hora con Pedro Costa. Por fin sale hoy, a página completa, su entrevista en La Nueva España, firmada por Tino Pertierra. La hizo el 18 de febrero. Casi dos meses. El título no tiene desperdicio: "La política de autor ha hecho mucho daño al cine". Es el resumen perfecto de la opinión que mantenía el día que estuvimos comiendo en Casa Flora. Contiene varias perlas. T.P.: Cuénteme algún error suyo. P.C.: En La buena estrella me opuse hasta el final a que la hiciera Antonio Resines. Le decía a Ricardo Franco: "Nos la destroza". Pero él se empeñó y acertó plenamente. Ahora es su defensor a ultranza. Quirós pensaba en otros para ese papel. Pedro no tuvo ninguna duda. En esta ocasión no le hizo ningún caso al director. Y continúa la entrevista a renglón seguido: T.P.: O sea, que el director sí tiene... P.C.: Sí, sí, el director es importante, no me entiendas mal, pero no lo más importante. La política del cine de autor ha hecho mucho daño al cine. ¿Cómo se puede entender una película sin los actores o la música? En el caso de Franco hay algo muy claro: sus mejores películas eran encargos. John Ford no se lo guisaba y se lo comía él solito, ni Mankievich. El "concepto Fellini" ha hecho mucho daño. No es necesario que el director escriba siempre la historia, basta que la cuente desde su punto de vista. Recuerdo a propósito de esto que, hace unos días, vi a mi hermano Xaime leyendo El crimen del café oriente de Javier Tomeo. Abrí el libro y la dedicatoria pone: A Pedro Costa Busté. Por su trayectoria, y por lo que cuenta en otras partes de la entrevista, no sólo le gustan las historias de otros, sino que además le apasionan las que tienen cierto aire polémico y escabroso. ¿Herencia de su etapa de periodista en El Caso y en Interviú? Aparte de hablar del proyecto de un remake de Locura de amor, de Vicente Aranda, le gustaría llevar a la pantalla la historia de "Lobo", el topo que se introdujo en ETA. Concluye la entrevista con su particular visión de la función de la crítica, o de determinada crítica, además de un breve repaso a gustos. El titular también podría haber sido: "Soy de películas pequeñas". T.P.: Critique a la crítica. P.C.: No creo en ella, y menos como se hace en España. Coge una revista especializada: las películas con más estrellitas son las que menos público tienen, y viceversa. Algo no funciona. ¿Es que la gente es tonta? La crítica, sobre todo la de Madrid, tiene un papel demasiado importante. Leer a Boyero, Fernández Santos o Merchante me pone enfermo. No hay derecho a escribir tantas injusticias como escriben estos señores. Afortunadamente, el cine funciona al margen de los críticos. T.P.: ¿Qué película le habría gustado producir? P.C.: Plenilunio, la novela de Muñoz Molina. Podría ser una película impresionante. Se me ha adelantado Uribe. T.P.: ¿Y de las ya existentes? P.C.: El cine que más me interesa es el de Ken Loach, el Stpher Frears de Café irlandés... Soy de películas pequeñas. No quiero competir con el cine americano, sino contar historias de personas auténticas.
Miércoles 28 de abril.

El comentado, y tantas veces pospuesto, desembarco del equipo técnico se hará, al parecer definitivamente, este fin de semana, el domingo o el lunes. Además de Pedro y Quirós vienen: Martín Cabañas, director de producción, Nacho Gutiérrez, ayudante de dirección y algunos de efectos especiales.
También Ion Arretxe, que tiene concretados prácticamente los puntos de rodaje. Quedan algunos pendientes, pero de menor entidad. El arranque, por ejemplo, pretenden hacerlo en el pueblo de Rozaes de la Peña. La casa de Emma Penella, madre de Resines en la película. Ya no es Pilar Bardem.

Jueves 29 de abril.

Recibo la última revisión del guión de ¡Pídele cuentas al Rey! Es bastante más grueso. Apenas he leído nada. Con la primera hoja ya he tenido bastante. "1A. Pantalla TV. Inicio títulos de crédito. Declaraciones de un ex ministro de Industria en su despacho oficial. Tiene acento andaluz. "...Vamos a decir las cosas claras, vamos a hablar sin rodeos, y no hay más vuelta de hoja: al Gobierno le resulta más rentable mantener a los mineros en sus casas que en la mina... trabajar en la mina ya no tiene sentido..." 1B. Lampistería (imagen vídeo) Un grupo de mineros, vestidos de faena -algunos recién salidos del tajo- escuchan a un hombre de unos cuarenta años, buen porte, vestido de minero, subido a una tarima improvisada. TAVIO: "...¡Compañeros, no nos van a doblegar! ¡la mina siempre fue nuestra, y ahora no nos la van a quitar...! Yo os prometo una cosa, ¡tendrán que pasar por encima de mi cadáver antes de que cierren un pozo, compañeros!" Buen comienzo. Directo a la llaga.
Por lo menos en lo que aquí respecta. Si el ministro tiene cara de Aranzadi, mejor. Al sindicalista, póngase la cara que se le ponga, no sé en España, pero aquí se llamará José Ángel Fernández Villa. Me estoy imaginando a Jesús Bonilla de sindicalista. Un bigote al uso y una chupa modelo Cuencas. De ministro, Pedro Civera. Viva la beautiful people.