Martes 8 de junio.

El ingeniero del pozo Tres Amigos sigue sin noticias de que allí se va a rodar una película. Jorge Rivero realiza el casting de figuración en Rioturbio, al haber orden de búsqueda y captura contra él si aparece por allí. No se apunta mucha gente. Menos del pozo.
Desde que se corrió la noticia de que se rueda una película en Tres Amigos, las bromas no paran de sucederse. Primero fue un cartel falso anunciando una prueba. Luego se difundió que se estaban cambiando turnos porque se pagaba, como en HUNOSA, el festivo y un descanso. Por último, intentaron convencer a los calvos que andaban buscando un doble de Antonio Resines. Martín Cabañas elabora desde Madrid un documento en el que se especifica qué se va a hacer, dónde se va a hacer, a qué hora, qué gente se precisa y qué materiales son necesarios. Burocracia obliga. Luis José Ávila manda. Escribir unos folios de más no llevan a ninguna parte. La jerarquía es la jerarquía. Y más en Asturias, uno de los últimos países de economía soviética, que aquí llaman de empresa pública.

Jueves 10 de junio.

Ion Arretxe, Tachín, Miguel Puertas e Iñaqui Rubio llevan todo el día visitando las distintas localizaciones. Me acerco con ellos hasta la casa del fielato, que hará las veces de parada del ALSA. Tachín toma medidas. Ion va dando indicaciones. Sin darnos cuenta se nos acerca el dueño de la casa. Su pregunta corta el ambiente: "¿Qué hacéis ahí?" Nada sabe del rodaje. Nadie hasta ahora se ha puesto en contacto con él. Nos confundió con miembros de algún partido que, con motivo de la campaña electoral, le íbamos a llenar la fachada de propaganda o pintadas. Iñaqui pone voz de encantador de serpientes. Todo queda explicado, no hay ningún problema. Se asombran de la repercusión que está teniendo el rodaje entre la gente. Todo el mundo parece saberlo. Apenas bajan del coche y, como si lo diera la pinta, siempre hay un vecino que hace un pronto comentario: "¡Ah, sois los de la película!"


Viernes 11 de junio.

Me llama Quirós de noche. Comentamos como está el ambiente en relación con el rodaje. Lo noto bien y centrado y se lo digo. Quirós, que puede estar de todo menos centrado, se ríe: "Al final tendré yo razón y seré el más tranquilo de todo el equipo". Eso es bueno. Se ha dedicado a trabajar los papeles con los diferentes actores. Le pregunto por Adriana Ozores. Me dice que no sabe seguro si está en Oviedo. Por el tono de voz sé que lo sabe. Algunos del equipo ya me habían comentado que la habían visto. Con la disculpa de que tiene que descansar la tendrá recluida. Seguramente le habrá dicho que bajo ningún concepto se ponga en contacto con Ana y conmigo, no sea que le recordemos que la película es una comedia. La noticia del día es el fin de la guerra en Kosovo. La intención de Javier Bauluz era estar presente allí cuando entraran las tropas de la OTAN. El tiempo nos dirá.


Sábado 12 de junio.

Lo dicho. Adriana está enclaustrada en el hotel. Llamó por la noche a casa. Nadie la previno del frío que hacía y tuvo que hacer unas compras por Oviedo. No vio el avance del tiempo que anuncian una ola de calor para la próxima semana. Al final de la tarde estoy presentando el libro Cuentos de hombres, de Susana Pérez-Alonso, en la Feria del Libro de Avilés. Suena el teléfono. Martín me comenta que los miembros del equipo que se acercaron al Museo se encontraron con problemas. El miércoles hay visitas programadas. Se trata de un problema de protocolo. Sin darse cuenta, tratando el asunto directamente con el departamento de Comunicación de HUNOSA, se había saltado el orden jerárquico propio del Museo. Susana, sobre la marcha, con una llamada de teléfono a su amigo Santiago Romero, director del Museo, allanó el camino. La jerarquía vuelve a ser la jerarquía.
Domingo 13 de junio.

Ya llegó todo el mundo. El hotel es un ir y venir continuo de gente entrando y saliendo. Es un decir. Antonio Resines sólo entrando. Son las ocho de la tarde pero ya se despide de todo el mundo. Trae cara de intención de dormir doce horas seguidas. Quirós sigue en su papel de El hombre tranquilo.
Martín hace acto de presencia como El hombre del maletín. Nicolás, que hará de hijo de Adriana y Resines, convierte en tobogán la rampa para minusválidos. El chico de la moto resulta ser Pedro Costa, con el frío del Negrón en los huesos. Todo son besos y abrazos. Se ve buen ambiente. Hoy, en LA NUEVA ESPAÑA, sale la primera entrega de este Diario de rodaje. Sigo pensando que todo diario es, por definición, impublicable. Porque guarda la memoria de las vilezas que el tiempo relega al olvido. Pero, como también se acaba llevando el olvido tantos buenos momentos y tanta buena gente, es bueno que vea la luz. Este rodaje se está llenando de personajes colaterales dignos del mejor Berlanga: políticos de La escopeta nacional, la espectación de ¡Bienvenido, Mister Marshall!, el pueblo de Los jueves, milagro. Por tener, hasta contamos con una especie de padre de la Pantoja. Y le ha dicho a todo el que ha querido escucharlo que a su niña la están boicoteando los del casting. Se lo ha llegado a decir hasta al propio Luis San Narciso. A Quirós áun no, porque por ahora ha logrado escaquearse. Alicia me dice que no contamos con Javier Bauluz. Se ha ido a pedirle cuentas a Milosevic. Pero no pierde la esperanza de, más adelante, seguir contando con él.

Lunes 14 de junio.

"Diecisiete-uno-primera", grita el claquetista. Son las once de la mañana. Estamos en Rozaes de la Peña, delante de casa de la madre de Fidel. Enma Penella riega las plantas. Antonio Resines baja del coche y se acerca hasta la puerta que ella le cierra en las narices. Se trata de la secuencia 17 plano 1 toma 1. Ha dado comienzo el rodaje. Todos están en sus marcas. Mientras se rueda una vecina me pregunta en voz muy baja que quién de todos ellos es el director. "Atienda", le digo, "cuando todo termine es el que dice ¡vale!". Para la mitología popular el director es el que se sienta en una silla que pone director. La de Quirós no pone nada. En Rozaes consigo una foto de Ion solo. Resulta difícil que, cuando no está trabajando, no tenga compañía femenina al lado. Nacho Gutiérrez ejerce de rey del silencio. Es su grito de guerra. Los accesos del pueblo están colapsados. Alfredo Díaz hizo de su grúa una barricada. Todo son cables y Miguel Ángel Cárdenas responde de ellos. Daniel Fontrrodona lo graba todo. Está ahí aunque no te des cuenta. Desde su silla y su mesa plegables, Margarita Fernández, con un cigarro en una mano y una polaroid en la otra, no pierde línea del guión. La película va. Por la tarde se rueda en el cementerio de Moreda. Hace un día espléndido y para un par de escenas se necesita que llueva. Enma le habla a su esposo en su tumba. Al fondo el castillete del pozo San Jorge. Llueve de mentira. Moja el doble. La espectación en los alrededores es grande. Aumenta con la presencia de un entierro real. El primer día de rodaje concluye.
Quirós y Enma se funden en un abrazo. Pedro Costa y Martín tienen el gesto preocupado. Los problemas se encadenan. A los propios de jerarquía y protocolo hay que sumar el de la prepotencia de los jefecillos. El caso de la Consejería de Cultura vuelve a repetirse. Con demasiada insistencia. Tiempo habrá para dedicar a estas historias paralelas.