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Cerveza

2008 / 10 / 01 - La Nueva España

Cerveza

Fiesta del equinoccio en el Botánico de Xixón. Hace una semana. Dedicado a lo vinos europeos. Comprabas la copa por 4,5€ . Podías llenarla tres veces. Es la misma genial idea de la Folixa. Fomento del consumo del alcohol. Entre jóvenes, en la Folixa. El vino es más cuarentón. Se ven muchos pocholos y borjamaris. Por el verano asoléyense en Lluanco. Mieres lo tienen tomado en otoño. Todo son vinotecas. Aunque cerró su templo por excelencia: El Tornillos. Un sitio de paisanos. Allí no paraban pocholos.

Y, con todo, la sidra sigue fuerte. Aunque los chinos hacen lo posible por acabar con ella. Con escanciadores eléctricos. Pero, funciona el pinchoteo. La vinoteca es más de fuá y tosta. Y hay gente para todo. La cuestión es beber. La cultura del cacharru sigue viva. Y hay sitios a manta para tomar cerveza. Rubia y negra. Y pelirroja, si nos la ponen.

Como todavía es tiempo de terraza, le damos a la sidra delante de la Casa de Cultura. Terminó el Memorial Silvino Argüelles y remojamos el éxito. Con el gaitero Varillas y el guitarrista Michael Lee. Anabel Santiago, que nos conoce, retiró prudentemente para su Lluanco querido. Con Ambás quedé para seguir cantando en la radio. Es lo que consigue el alcohol. Xuan Bello estaba genial tirando por el carricoche del guaje. Sonia Fidalgo ejerciendo de turonesa. Armando Orbón, que también tertulia con sidra, me habla de Lluanco, Pakistán y la India. Todo a un paso. Tiene la suerte de vivir en Mieres que es el centro del mundo. Como somos algo musulmanes los dos, nos acabamos de dar cuenta que estamos en pleno Ramadán. Y yo a sidra. O, peor: a chorizos a la sidra. Y compartiendo mesa con Michael. ¡Que es judío! ¡Madre de Dios: musulmanes, cristianos, judíos y turoneses! ¡Este el Mieres de las cuatro culturas!

Y, después, fiesta de Los Mártires. Más pinchos y más sidra. Nos juntamos treinta amigos de hace treinta años. Del grupo de baile Ximielgu. Algunos hacía veinte que no nos veíamos. Más comida y más vino. Con cura y todo nos olvidamos de bendecir la mesa. Falló el gaiteru. Y el del tambor. Y no trajimos pandereta. Empezó a las dos. Acabó a las tantas. Al final escapo para Alemania. La salvación. Me dedico a la cerveza. Es la gran fiesta de octubre. La cerveza es cultura. Ahora que lo pienso: si la cerveza es cultura y me la bebo, tendré que preguntar si me afecta la ley de incompatibilidades (no lo comentes a nadie: hay concejales con tan poco que hacer que son capaces de ponerse a investigarlo).




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