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La memoria de las fotos viejas

2013 / 11 / 26 - La Nueva España

La memoria de las fotos viejas

Me llega una foto al facebook. Cuatro chavales sentados en un muro de piedra. Tres miran a cámara. El cuarto juega con un palo en el suelo. Me preguntan en concreto por éste último. Además de por quién es, por qué no estoy yo en la foto. La respuesta es fácil: creo haber sido yo el que la hice. Le contesto, igualmente, que es Pepe por quién me pregunta y que murió hace años. De los de la foto, queda él. Y yo que la hice. Pepe murió fuera. Creo recordar que de accidente. Me enteré mucho tiempo después. A otro de ellos lo vi por el Xixón de finales de los setenta. Cuando volví a preguntar por él había muerto de sobredosis. Su vecino de al lado en la foto llegó hasta finales de los noventa. Se pegó un tiro. La Guardia Civil preguntó de dónde había sacado el arma. De Teberga, fue la respuesta. Como en todos los pueblos, hay armas como para otra guerra. Algunas hasta son legales.

Hoy no hay lugar que no tenga su facebbok de fotos antiguas. Del de Teberga me encantan las que sale la entrada arbolada de Samartín. Del de Morea d’Ayer me llegan muchas de mi padre de maestro. Apenas reconozco a nadie de los que lo acompañan. En el de Mieres, donde también encuentro a mi padre en algunas de maestros de Aniceto Sela o de alumnos de Santa Marina, reconozco a gente que me dio clase y también a compañeros. Aunque cuesta poner nombres a gente a la que hace muchos años que no ves. Y a tantos otros que cambiaron tanto. Que cambiamos.

Hoy, que me dedico a no hacer nada, hago por contestar a esos mensajes. Pongo nombre a algunos de los que salen en las fotos. Añado algo de historia a otros que ya no están. Al final, concluyo que no me gustan las fotos antiguas. Me pasa como al personaje de la película “El sexto sentido”, en bien de ocasiones sólo veo muertos. Además, muchas de ellas, como las que encuentro en la página de facebook “Mieres años 80 y 90”, me sirven para constatar la muerte de un paisaje urbano. Un tiempo pasado que, como todos, fue mucho peor, pero del que echamos de menos aquellas casas y lugares que hacían de esta villa un sitio con personalidad. Con todo, dudo que el Mieres de entonces tuviera alguna personalidad. El de ahora descarado que no. Aunque dentro de unos años acabaremos viéndole personalidad al edificio negro de La Mayacina. Ya se lo ve hasta guapo, al lado de los siguientes que hicieron.

En verdad, no las llamo fotos antiguas, sino viejas. Hace unos meses, una vecina de Requexu me trajo una bolsa llena de ellas. Había muerto el último vecino de una de las casas. Todas sus pertenencias personales acabaron en la basura. Entre ellas las fotos. De la mili, de su boda, de su familia, de sus amigos, de los lugares donde estuvo, de los bares donde brindó con los amigos. Toda la memoria gráfica de una vida en la basura. Facebook cumple en este sentido una función similar a Cogersa. Recicla la basura de nuestro pasado. Convierte a gente de la que poco o nada sabemos en memoria. Y a paisajes que desaparecieron en nostalgia.




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