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Camín de Madrid

2012 / 06 / 24 - La Nueva España

Camín de Madrid

Abro la sección de videos de La Nueva España y encuentro “La trova del mineru” cantada por Berto Varillas e interpretada por la Asturiana Mining Company como banda sonora de la marcha de los mineros a Madrid. Impresionante. Como también lo es la sección de amargados de la vida y verdes de envidia que suelen llenar el apéndice de comentarios anónimos. Son pocos, pero como se repiten más que la morcilla, cuelgan sus comentarios llenos de faltas de ortografía y faltos de argumentos. En esta ocasión, como se trata de un tema de mina, despotricando contra les prejubilaciones. Un tema que me sigue encantando restregarles por la cara, porque he descubierto con el tiempo que es la mejor manera de seguir amargándoles la existencia y haciéndoles segregar la bilis hasta que les estalle la vesícula.

Porque, la verdad, a la hora de criticar, a poco que se profundice en esta historia, hay bien de cosas para criticar. La primera y grave: el espectáculo de salir camín de Madrid dos grupos de mineros. El primero, los Juanes (porque llevan “la camiseta negra”), desde la plaza del Ayuntamiento. El segundo, los Lechugos (porque la llevan verde), desde el Campus de la Universidad. El ministro debe de estar partiéndose de risa. Menudo ejemplo de unidad. Cómo para tomarlos en serio. Empiezan bien.

En el video de La Nueva España no se refleja. Como si nada de esto pasara, se ve a los mineros de negro y de verde saliendo. La música los une. Dice la letra:

El conveniu va pa llargo y habrá reestructuración: ¿con qué coño nos quedamos tras dos siglos de carbón?

Con esta música y esta letra entraba Antonio Resines en Madrid a pedirle cuentas al Rey. Ahora van a pedírselas a Rajoy. No porque sean más republicanos, sino porque saben que en esta historia, como en tantas otras, el Rey no pinta nada. Y, a estas alturas de junio, sino está camino de Mallorca estará preparando los bártulos con la trupe.

Cuando salió la película, hace ya la friolera de una docena de años, al gran timonel de la minería no le gustó nada la imagen que se daba de los mineros. Ni mucho menos la suya (la escena de la chaqueta sigue siendo antológica). Con el inicio de la doble marcha de hoy, arranca otro guión como para una película de Berlanga. El diario de rodaje de la anterior lo escribí yo para La Nueva España. Dos meses que me tiré panza arriba desde la cuenca profunda a la Castilla más profunda todavía. Ahora, me comentan en el periódico, el diario lo escribirá un minero de la marcha. Si hay diario, habrá película. Aunque, como en la película de José Antonio Quirós, el final vaya camín de amargo. Lo que mal empieza, mal acaba. Sobre todo en una película como ésta en los que los principales actores se quedan en casa. Seguramente dando más ejemplos de unidad, como el de esta mañana, a lo largo de las próximas semanas.




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