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El último viaje de la Asturiana Mining Company

2011 / 12 / 17 - El Comercio

El último viaje de la Asturiana Mining Company

Hace treinta años Miranda do Douro formaba parte del imaginario colectivo asturiano como un lugar al que hacer una escapa de compras. Era una especie de gran superficie comercial a escasos metros de cruzar la frontera. Era otro país, pero también era el nuestro. Cruzábamos León y Zamora, pero volvíamos a encontrar una manera de hablar muy similar a la nuestra apenas atravesada esa frontera.

Más allá de las tiendas y los bares, cuando empezamos a recorrer los pueblos de la Tierra de Miranda, descubrimos unas canciones que también nos recordaban a las nuestras, Sobre manera a los que, por familia, veníamos del occidente de Asturies. Miranda significaba volver a casa. Desde entonces, esa tierra, como las vecinas Tierra d’Alba, La Carbayeira, Tierra de Sababria o Cabreira, comenzaron a incorporarse a nuestra particular manera de pensar Asturies. Dejando atrás la frontera administrativa y abriéndonos a una país cultural al que teníamos mucho que aportar, del que teníamos mucho que recibir.

El último CD de la Asturiana Mining Company recorre este país imaginario. Llega a Miranda, con canciones en mirandés, como el romance “Indo you”, que cuenta cosas como:

Qué yes aquellu muyer que ta bax la nuestra cama. Yes el gatu del conventu que vien pa la nuestra gata. Trai la escopeta, muyer que l’hei da una escopetada. Nun hazas esu maridu que descoyuntas la cama.

Pero, también, visita muchas otras geografías.

Empezando por la frontera misma. Esa tierra de nadie que es la cordillera. El borde entre Teberga, Babia, Quirós, L.luna, L.lena y Los Argüeyos. Con un ritmo ternario que une los puertos de Val.louta con la Tierra de Miranda. Memoria de la trashumancia. A medio camino entre un baile de panderu, una tonada soberana y una giraldilla.

Y sin ningún inconveniente para saltar La Mar del Medio, para llegar al norte de México y al sur de los Estados Unidos, para recuperar un romance castellano como “Que por mayo era por mayo” en una versión jocosa y ranchera, como también una canción tradicional americana como “L’amor de la mio vida” que deja de serlo para convertirse en un romance asturiano.

La Mar del Medio, que el diseñador del disco recupera toponímicamente en la carátula del CD, es uno de los nombres tradicionales de lo que los mapas españoles reflejan como Mar Cantábrico, los mapas portugueses como Océano Atlántico y los mapas ingleses como Golfo de Vizcaya. Una Mar del Medio que aparece en su versión de “Les sampedraes” de Siero y que les sirve a los miembros del grupo de nexo de unión con la América de la emigración.

Y todo ello sin olvidarse de Asturies. Desde el extremo occidente, con la muñeira con la que arranca el disco, toda una reivindicación del ser del límite:

Baila, galleguina, baila baila, yo te cantaré cantaréte una asturiana yo gallega nun la sé.

Hasta Les Cuenques, con su himno anticlerical, “Los cures”, y su oda pseudo religiosa a la bebida, “Los mandamientos del vinu”.

Algo más de diez años atrás queda el último trabajo de la Asturiana Mining Company. Por el medio, la música de la película “Pídele cuentas al rey”, de José Antonio Quirós, y la colaboración en “Cenizas del cielo”, los trabajos como Ástura, Tradición y Torner, y trabajos de acompañamiento, como el llevado a cabo con Anabel Santiago y del que surgió Desnuda.

Con diez años de historia a sus espaldas el sonido se ha hecho más barroco y los juegos de voces acaban adueñándose, en muchos casos, de las líneas melódicas. Pero sigue siendo un grupo del que se van a seguir esperando cosas importantes. Sobre todo porque recupera siempre para nuestra música una voz tan reconocible como la del gaitero Berto Varillas. En primer lugar, dedicando a su padre el disco con su propio título, Sones por Berto Velasco.

Canciones como “Carolina”, que se canta en todas las geografías de Asturies, y que existen versiones de ella en gallego, portugués y castellano, es toda una declaración de principios. De la cordillera hacia el mar la conocemos más como un xiringüelu y con una letra como “A la mar fui por naranjas”, pero esta versión zamorana, de la Tierra de Sanabria, nos suena tan de casa como otra cualquiera.

Quedan ganas de sentir en directo estos Sones por Berto Velasco. No son buenos tiempos para que se prodiguen muchos conciertos. Pero, seguramente, tendremos posibilidad de sentirlos en fechas cercanas. La mayor parte de las canciones del disco macen para ser bailadas. Y eso tiene que verse en directo.




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