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Hablando con propiedad

2011 / 11 / 12 - El Comercio

Hablando con propiedad

Cuando se habla de canción asturiana una primera pregunta te acaba haciendo todo el que se acerca a ella por vez primera: ¿qué diferencia existe entre tonada y asturianada? La respuesta sirve para acotar un ámbito en el que no todos los términos son sinónimos, aunque para muchos lo parezca.

En la enciclopedia Asturias de Bellmunt y Canella aparece por vez primera el término tonada de la tierra para referirse con él a la particular manera de cantar que en Asturies emplean los cantadores de la quintana. Ambos términos, el que refiere a la canción y el que refiere al cantante, son los más tradicionales en nuestra tierra. En el presente, tanto tonada como cantador continúan siendo dos términos claros para referirse al género de canción y a su intérprete.

En este sentido, por tradición, son sinónimos los términos tonada de la tierra, tonada arriera o tonada asturiana. Bien conocidos a finales del siglo XIX, a lo largo del XX todos ellos fueron resumiéndose en el de tonada. Sólo cuando quiere diferenciarse la que se interpreta en Asturies de la propia de otras regiones españolas se emplea el más identificativo de tonada asturiana.

A primeros del siglo XX, de la unión de los cantadores de tonada con un reducido número de compositores clásicos influenciados por el movimiento del nacionalismo musical surgió un género nuevo que comenzó a denominarse asturianada. Su definición más exacta, a partir del trabajo del compositor Baldomero Fernández a primeros del siglo XX, podría ser la de lieder interpretados por voces tradicionales. Con todo y que existen de ellos un bueno número de versiones interpretadas por cantantes líricos.

Otra larga serie de denominaciones, también tradicionales, como soberana, ayerana, montañesa, praviana, brava, dura, mariñana, cabraliega, carreñana, catedral… hacen simplemente referencia a determinadas tonadas o a la zona geográfica de la que proceden. De todas formas cada uno de sus términos podría ser definido musicalmente, aunque muchos de manera poco concreta. Por ejemplo, la soberana es un modelo de verso más que un género. Por el contrario, la ayerana, la tonada propia del concejo de Ayer y de buena parte de los intérpretes de la comarca de la Montaña Central, es un subgénero de la tonada perfectamente reconocible.

La particular manera de interpretar se conoce como cantar al altu la lleva, con lo que se expresa que la canción asturiana por naturaleza se canta en diapasón elevado, a pleno pulmón, a todo cuanto da la garganta de intensidad sonora. Por el contrario, cuando se canta en la intimidad, en falsete, recibe el nombre de cantar a la oreya. Pero, esta manera de cantar al altu la lleva no se corresponde con la practicada por los cantantes de lírica y como tal fue valorado y respetado por los compositores clásicos del nacionalismo musical asturiano, como Baldomero Fernández, Manuel del Fresno, Víctor Sáenz o Eduardo Martínez Torner.

Otra de las características que hacen única a la tonada asturiana dentro del folclore vocal europeo es el hecho de que buena parte de ellas se canten con acompañamiento de gaita y que, al hacerlo, la gaita siga en líneas generales el dibujo melódico de la tonada y siga la cadencia que el intérprete le imprima. Cantar a la gaita no es, pues, un género sino que son varias las tonadas que se expresan de manera tradicional con este instrumento.

La particular manera de impostar la voz, o lo que es lo mismo, de fijar la voz en las cuerdas vocales para emitir el sonido en su plenitud, recibe el nombre de poner la voz. Lo que entraña para el cantador la característica forma de medir de manera eficiente su respiración (los fraseos son largos), mantener su volumen (al altu la lleva), su brillantez y su vibrato natural.

Existen muchos más términos específicos del género. En determinadas tonadas se hace un característico salto de octava que, en algunas de ellas, alcanza un número mayor de notas, y que recibe el nombre de dir arriba o de doblar. Así se dice que tal o cual cantador sabe dir arriba cuando alcanza la octava alta con brillantez y decisión. Se trata de un recurso que convirtió a determinadas tonadas, como “Les cuatro Poles” o “A la salida del Sella”, en la seña de identidad de las grandes voces.

La línea melódica recibe en tonada el nombre de cadencia. Es un término que no debe confundirse con el mismo a que refiere el lenguaje musical clásico. Así, los intérpretes pueden hablar de tonadas de cadencia abegosa cuando es grande la dificultad de su línea melódica. Del mismo modo también se dice que la cadencia de “La praviana” la tienen muchas otras tonadas, para indicar que lo único que cambia es la letra.

También se conoce con el nombre tradicional de vueltes a las series melismáticas propias de la tonada. Como también, con el nombre de lligadura, la capacidad de los cantadores para hilvanar, dentro de la misma emisión de aire, una frase completa. Por último, un término como cantar por refiere a la versión clásica de la que tira un cantador a la hora de interpretar una tonada. Así, podemos seguir escuchando que alguien canta por Santos Bandera o que lo hace por Josefina Fernández.

Este vocabulario propio está plenamente vigente y lo completa una larga serie más de términos, algunos de ellos menos conocidos, pero que dan cuenta de la vitalidad que continúa teniendo el género. Y que permite, a sus practicantes y conocedores, hablar con propiedad.




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