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Libros de texto

2011 / 10 / 04 - La Nueva España

Libros de texto

Siempre rondan los 300 € los libros de texto. Empezaron los críos a la escuela, al colegio o al instituto. Cuando son más pequeños es un poco menos. Pero añade las libretas, la cartera, el chandal, los colorinos, los mapas mudos, los recortables y todo lo demás. Mas los sacaperres propios de la concertada. Daría para otro artículo. Cuando se van haciendo mayores el gasto aumenta. Cuando van a la universidad ni te cuento. Esta es siempre la pequeña historia de nuestra enseñanza libre, universal y gratuita.

Por no sé qué ley española de no sé cuándo los libros no deberían cambiar en no sé qué cuántos años. Es algo comprensible. Las matemáticas no creo que cambien nada de un año para otro. Pero el libro cambia. La lengua española revisó su ortográfica hace un par de años, su mayor cambio en los últimos 25 años. Con todo, el libro también suele cambiar de año en año. La historia ni te cuento. Siempre se añade un tema nuevo al final. Que nunca se da. Y qué quieres que te diga de la filosofía. De la biología. Del que te dé la gana. Si hasta hay libro de gimnasia. Y de religión, para los de religión, cómo si hubiese cambiado tanto en los últimos dos mil años.

Nos acostumbramos a que esto sea así. Pero no es así en todas partes. Mis sobrinos van a un colegio donde suprimieron los libros de texto. La razón esgrimida por el colegio es muy simple: ¿para qué quieren los niños la información de unos libros de texto cuando viven en un mundo donde la información llega directamente por otros canales y lo que necesita el profesor es enseñarles a enfrentarse a ese exceso de información, a analizarla y a sacar conclusiones de todo ello? Tiene sentido: ¿para qué enseñar a un niño del siglo XXI a enfrentarse a los retos del siglo XXI con instrumentos obsoletos, como los libros de texto, propios del siglo XX y del XIX? Posiblemente la respuesta sea tan sencilla como que los propios profesores que tienen que ayudar a estos niños a formar parte del futuro tienen su propio pensamiento y formación ancladas en el XX. Cuando no directamente en el XIX.

Leo en la prensa que varios centros de Cataluña han suprimido los libros de texto y los han cambiado por un ipad. Se lo comenté a varios amigos profesores. Pocos lo vieron bien. Se rigen por el mismo pensamiento que me prohibía a mi utilizar calculadora en clase de matemáticas a primeros de los setenta. Cuando todavía era obligatorio llevar a clase aquella especie de guía telefónica que era el libro de logaritmos (que nosotros llamábamos el libro de los guarrismos). O un rotring para hacer los trabajos de dibujo lineal. Porque para el profesor era un arte seguir utilizando aquella mierda de tiralineas que te llenaba la hoja de borrones y los dedos de tinta. Claro que era un arte, pero un arte del siglo XIX, y a nosotros nos estaban formando para enfrentarnos al final del XX. Así salimos.




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